25/11/08

José Antonio Cedrón

Del Libro Actas

En esta casa alguien vivió antes.
Dejó clavos de punta en las paredes
la forma de sus manos en un viejo jabón
olores a tabaco, el lavadero sucio.
Huellas poco confiables.
¿Vivió esperando un ruido que lo llame
desde el amanecer?
¿Lo imaginó esperando?
¿Lloró también de frente, aquí,
contra estas puertas?
¿Qué lloró cómo qué hizo
cuando el sol se le secó en el horizonte?
¿Qué sintió de esta lluvia debajo del papel?
¿Humedeció sus miedos el cielo de este techo?
¿Dudó del calendario con las manos cerradas?
¿Del amor?
¿Compró pan en el barrio y fue observado?
¿Vio sonrisas por él y no hacia él?
¿Nombró con el silencio?
¿De qué cielo llegaba?
¿Escribió cartas?
¿En qué idioma dijo, señor no puedo más?
¿Era extranjero acaso?




Del libro ACTAS
Me desperté después de las pastillas
a las 4 y 50
cuando una voz en off anunciaba buen tiempo.
Cielo limpio a un costado de tu rostro
recuerdo unos islotes que olvidé para siempre
algunas nubes bajas rozándome el zapato
un hilo blanco al fondo; el horizonte, creo.
Un ruido absurdo adentro de una taza
y muchos caramelos que saben a otro idioma.
La escalera y el mar, el cerro enorme
la humedad y unos pocos borrachos en la calle
un túnel y otro túnel
y tu mano por único testigo
de que llegué hasta aquí
en esta madrugada sin diario ni más datos.


Caracas

CARTA A CASA
Ayer pensé o soñé que estaba en casa
Y te pensé o soñé como eras hace mucho
bajo un cielo que era también como hace mucho
esas cosas de hombre de niño que uno tiene.
Te soñé como eras cuando yo no era éste
y te pensé después, y anduviste girando en
mi cabeza durante todo el día.
Esta mesa es tan chica
acá se desayunan con su ruido de jarros las
mínimas tormentas
acá llueve seguido y las noches se llenan
de tazas negras.
A veces alguien canta para desocuparse
de las lágrimas
y a veces hay un ruido de final que me roba
las pocas herramientas que reuní de a poco
esa pequeña historia asomada en desorden
al reloj de la casa
los gajos que juntabas por los alrededores
donde ha subido el polvo.
Injusto es este otoño obligando a cubrirnos
con las hojas que caen de esta miseria
que se pone a crecer
como el tiempo en las fotos amarillas
como las uñas.



Ahora o Nunca
Antes que sea tarde
y en las torres se instalen los francotiradores
antes que pase el tiempo sobre la única piel
y que los estrategas de la razón nos juzguen
los troyanos nos culpen los tirios nos condenen
la historia nos devore
antes que la cordura terrible nos dé alcance.


Ritchter
No hubo lucha de clases cuando dimos batalla
sólo daños menores en la mampostería
cuyos antecedentes no pueden atribuirnos
fallas de construcción en el armado del cielo
incontrolables nubes
y neblina constante durante el acarreo de la luz.
Rasguños en la piel también menores
cansancio en la energía de los astros
que dieron de morder.
Sí algo de lava y polvo que escaparon
por las escaleras de emergencia
que no sería honesto negar aquí.
Caricias que acabaron despertando combate.
El roce de la carne con los filos del tiempo.
Me deslicé en tu cuerpo como por esos pueblos
que después de sus calles el desierto.
No te besé la espalda ni las piernas
para que la tormenta no entrara en tu equipaje.
Ahora, con más calma, mirando
por los ojos de huellas y testigos
¿qué margen le darías a este temblor
en la escala de Richter?


Del libro Vidario
En una vieja foto está escrita una fecha
y por detrás los nombres de nosotros
(sobrenombres y apodos en paréntesis).
Los que pudimos ser
de haber nacido antes o después
de esta historia
si los


José Antonio Cedrón. Nació en Buenos Aires. Ha publicado los poemarios Viaje hacia todos (1971), La tierra sin segundos (1974), De este lado y del otro (1981), Actas (1986), Cuaderno de tránsitos (1994) y Vidario (2006). Ha sido coordinador de Ediciones del diario unomásuno, y editor de la revista Este País.hijos que fuimos jugaran de este lado
no en aquella niñez
que siempre entorpecía la música de fondo.