Poética
El poema suele ocurrir. Sencillamente ocurre,
bajo un sistema de emociones. Los textos recientes los hice sobre un plano,
donde puse por un lado, la quietud, lo pacífico. Hacia el otro lado, la
velocidad. Quise encarar estos dos territorios planos, sin exactitudes, libres.
Quise explorar la velocidad de la quietud como una cualidad de lo quieto. En
cierta forma hay un vértigo latente en las formas estáticas y eso me motivó a
buscar las palabras que expresarán ese plano ambiguo, donde lo sosegado lo
atraviesa el misterio de la velocidad en las cosas. Y cómo ese estado sosegado
puede ser víctima de alteraciones que subsisten en una especie de sombras.
Ocultamiento, que envuelve la palabra poética al cual llamamos evocación como
poderosa fuerza lírica y representativa...
Mañana nubosa con
llave inglesa
La mañana está nubosa hoy
una suave lluvia cae sobre las cabezas de la gente
como helados de niños
en la esquina puedo ver
las calles húmedas, la gente mojada
pero las flores continúan creciendo
tan altas… eso es tan cansado
crecer como gigantes
las mañanas nubosas, son mañanas altas
Apariencia de osos
Me pareció que todo desciende
Me pareció que todo mella
Me pareció que todo el mundo es un mundo
Me pareció que el origen es un refresco
Me pareció que no tengo la mínima impresión
Me pareció que no tengo respuestas
que veo a ocho gatos muriéndose de sol
Me pareció verme dormir
Me pareció que no estoy
y alguien me sorprende
El estilo del desertor
Robar la desnudez lo desnudo, lo negro, así brotaba
desde el fondo de la taza.
Media docena de huevos
haciendo alusión
a un pobre filme porno lascivo
rápido
debajo de tus piernas puedo ver todo lo que veo
la canasta llena de maldad de la oveja negra
Su vigor transparenta la boca
Su nido y el modo de acostarse
En mi escopeta deletreo Remington
En pelotas
Mala escuela
¡!Hoy es un día de felicidad!! No importa si
lunes, martes o miércoles. Hoy es la
felicidad. En días así, dan ganas de comprarse dulces, chicles y muchos Mac
Donalds para empezar el día. Consentirlo para que dure todo el día riendo.
Nunca había visto un día de tanta felicidad, desde que mi novia estuvo viva.
Se levantaba temprano
marcaba mi cel y “buenos días cariño…” lo demás es lo que ustedes saben se
dicen los que van a estar o están enamorados… si ella estuviera hoy, iríamos
corriendo a comprarnos un Scooter para darnos la vuelta por calle primera,
subir al parquecito luego hasta los cerros… fumar marlboros, unas mentas y lo que vendría está en las
páginas amarillas. No me entristezco ya de la falta que ella me hace. Si la
imagino desnuda lavándose o puesto el traje violeta de sus quinceaños. Hoy la
felicidad me ha venido en forma de ramo de rosas. De canciones disparadas con
un arma nuevecita… le entró por el ojo izquierdo que cuando se miraba por
detrás la cabeza, el agujero era una laguna azul por el tinte del cabello que
se le fue corriendo por lo húmedo.
Un solo disparo atinó
a darle sin preguntar: ¡que día es hoy!
A. Morales Cruz (Ciudad de
Panamá) Ha publicado Esta primera
vez bastó la sal, (UP,1979), El
círculo, la grieta (Editorial Signos,1999) y el libro de cuentos Lejanos parientes indecentes (Cuadernos
Marginales,2007).