29/7/11

Ramón A. Lantigua (Presencias reales: la poesía dominicana actual)





Revista Ping Pong ¿Cuál fue tu primer contacto con la publicación: recitales, blogs, revistas, festivales, premios…?
Ramón A. Lantigua - Los recitales llegaron a mí de improviso, con los amigos del Liceo Fabio Mota; en esa época imprimíamos folletitos hechos por nosotros mismos en una maquinita portátil; con ese grupo compartí muy gratos momentos de creatividad, libre de las ataduras que supone el oficio formal. Posteriormente en el 1991 (mientras estudiaba derecho en la UNPHU y asistía al taller literario dirigido por José Enrique García) hice mi primera publicación en el suplemento cultural de El Caribe, en un trabajo titulado “Taller Literario de la UNPHU: El Estreno de los Aprendices” del entonces comunicador Francisco Ortega Polanco. Luego publiqué algunos poemas sueltos en la revista Horizontes, auspiciada por la asociación de estudiantes hispanos del Passaic County Community College en Nueva Jersey y desde entonces agradezco la existencia de las redes sociales y los blogs porque de lo contrario nadie notaría que escribo.

Revista Ping Pong ¿Cuál es la imagen que piensas que se proyecta de la actual poesía Dominicana? ¿Consideras que se atiene a la realidad de la actual creación?
Ramón A. Lantigua - De proyectarse yo diría que no se proyecta nada; todo lo que se conoce de los poetas dominicanos en la actualidad llega a través del internet, de los blogs y de grupos de amigos; pero eso no proyecta a nadie más allá de aquellos que compartimos el mismo interés.

Revista Ping Pong - ¿Crees que el desinterés dejado por las generaciones anteriores a la poesía y a su difusión (ausencia de revistas y editoriales) ha afectado a los poetas más jóvenes? O al contrario, ¿los ha fortalecido y los ha conducido a explorar nuevas formas de expresión y difusión?
Ramón A. Lantigua - De alguna manera ha afectado, aunque no me encuentro muy seguro de cómo lo ha hecho. A veces pienso que nos ha hecho más creativos e independientes a la hora de buscar alternativas para producir y difundir nuestros trabajos; pero al mismo tiempo nos ha dejado solitarios y definitivamente lejanos de los lectores, sí es que estos últimos existen, de lo cual no estoy tan seguro tampoco.

Revista Ping Pong - ¿Puedes identificar los pros y los contras de las agrupaciones, los movimientos o las mafias en la poesía dominicana?
Ramón A. Lantigua - Las agrupaciones y movimientos sirven el propósito de enfocarte, además de que compartir intereses siempre es positivo para la difusión de los trabajos, el “networking” es una necesidad, como nos dicen en los cursos para buscar empleos; sin embargo, en un medio como el nuestro, donde aquellos que tienen acceso a la educación, se consideran muy superiores a las grandes mayorías; donde leer es ya un lujo que pocos pueden permitirse y donde los ciudadanos somos básicamente mal educados (cuando mucho); entonces las agrupaciones se convierten en sectas al servicio del culto a determinadas figuras y da la impresión de que existe una “mafia” imposible de penetrar, que pronto se hace excluyente, elitista e interesada. Actualmente, las “mafias” en la poesía dominicana parece un asunto de las novelas de Mario Puzzo, ya que no nos podemos dar el lujo de decir que tenemos ni siquiera grupitos de crackeros, mucho menos “mafias.”

Revista Ping Pong - Además de escribir poesía, ¿incursionas en otros géneros literarios?
Ramón A. Lantigua - Ni siquiera lo he pensado.

Revista Ping Pong - ¿Cuáles consideras que son tus influencias? ¿Cuáles opinas que son los referentes literarios a los que miras en tu poética?
Ramón A. Lantigua - Walt Whitman y Poe; Miguel Hernández y casi todos los del 27; Allen Ginsberg, los poetas griegos contemporáneos (Kavafis, Kondos, Kassos, etc) y José Enrique García, con quien aprendí a trabajar poesía sistemáticamente. Aunque no tengo la certeza de que esa influencia me haya llevado por buen camino, al menos puedo decir que he disfrutado sus trabajos a través del tiempo.

Revista Ping Pong - ¿Qué relación mantienes con los poetas dominicanos que viven en el país y en el exterior?
Ramón A. Lantigua - Muy limitada. Con excepción de uno que otro amigo con quien comparto a través de las redes sociales y el mundo de los blogs, no hay publicaciones, revistas, ni recitales accesibles para participar activamente desde donde me ha tocado vivir.

Revista Ping Pong - ¿Y con la poesía en otras lenguas?
Ramón A. Lantigua - Fuera del español sólo puedo leer en inglés. Recurrentemente me encuentro sobrecogido por la sinceridad de los poetas norteamericanos.

Revista Ping Pong - ¿A qué piensas que se debe que la poesía dominicana se conozca tan poco a nivel internacional?
Ramón A. Lantigua - Primero la terrible falta de educación de nuestro pueblo con quien no se puede contar a la hora de consumir tus creaciones escritas y luego la falta de publicaciones. Cuando uno dice que es un poeta dominicano fuera de la República Dominicana, la reacción inicial es la de asombro. A los dominicanos nos conocen bien por jugar baseball y bailar bachata.

Revista Ping Pong - Además de escribir poemas, ¿te interesa la traducción, escribir reseñas o críticas, participar en recitales, hacer perfomances…?
Ramón A. Lantigua - La traducción es un monstruo que aún me asusta por las noches y al que mantengo en mi closet; las reseñas y la crítica las dejo a los personajes rigurosos; los recitales y performances me resultan fascinantes y aparte de escribir poesía hago fotografía, la que curiosamente, siempre va muy cerca de lo que escribo.

Revista Ping Pong- ¿Qué diferencias estableces entre lo que publicas en el blog (si tienes blog) y lo que publicas en un libro?
Ramón A. Lantigua - No puedo darme el lujo de establecer esa diferencia puesto que nunca he escrito un libro; aunque los trabajos que publico en mi blog (http://defotografopoetayloco.wordpress.com) siempre se encuentran en constante modificación, lo que entiendo no será posible con cualquier cosa que me decida a pagar de mi bolsillo para ver publicada.

Revista Ping Pong - ¿En qué estás trabajando actualmente?
Ramón a. Lantigua - Trabajo poesía permanentemente; en estos días ando inventando con unos textos sobre un personaje que viaja de República Dominicana a Nueva York, en una especie de continuación de un trabajo fotográfico que expuse en Santo Domingo en el 2003.

Poemas de Ramón A. Lantigua
I
Llamé a mi madre desde que me dieron el celular en el
Kiosco frente al consulado -¡tengo visa!-
he dejado el pasaporte que traerán luego los del correo exprés
mientras ante los ojos desfilan imágenes
de los guerreros migratorios que lo intentaron antes:
El tío José, casado con la turista canadiense
a quien conoció en el bar de un resort en Puerto Plata
y de la que no tuvo noticias, luego de decirle adiós
en las puertas del vuelo chárter que le llevaría de vuelta a Ontario.
La madre de Tito
quien zarpó siete veces en yola
desafió siete veces las caprichosas mareas del Canal de la Mona
y quien casi murió siete veces para llegar a Mayagüez.
La vecina Rossy
con su machete comprado en San Francisco de Macorís
y su paso por la ciudad sin desatar maletas
para despertar en la gran ciudad.
El primo de Pablo el del colmado
a bordo del tren delantero de un avión de Iberia
a cambio de dos horas en Madrid.
El seguridad del banco donde trabaja mí madre
escondido en la casa de una novia brasileña en Carolina
quien prefirió entregarse a la policía
cuando no pudo suplir las exigencias carnales de su pareja.
El Pachá
que llegó a Nueva York Bailando folclor con la universidad
y al que luego de dormir a su roommate se le vio correr, sin equipaje
en medio de la noche de Manhattan.
Clarita,
que aguantó diez años de cuernos
en espera de una green card que nunca llegaría.
Joaquín,
vendiendo su casa a un prestamista en Ciudad Nueva
para pagar el soborno del oficial de seguridad portuaria
que miró a la izquierda cuando él subía por la derecha
con el equipaje, en un avión de American.
Al negro Peter
que duró dos meses manillando
en pequeñas ligas, para caer en Guaynabo.
Paulita
que no llegó a despedir el cuerpo sin vida de su gemela
para salir con el green card de la difunta
llevando en su vientre a julita,
que nació gringa y con nombre propio.
Y yo, un tal Ramón
recién graduado de abogado en la UNPHU
desempleado, deudor, sin armaduras, ni heridas de guerra
tengo entre manos diez años de visa múltiple
como boleto al paraíso.

III
No traigo equipaje
-¡hay de todo en Nueva York!-
y en la mochila sobre la espalda
sólo había espacio para el par de calzoncillos de ir al médico
los blue jeans que me regalaron en navidad
cinco fundas de mentas de guardia
y dos paquetes de pilones dulces
de esos que dejan la lengua colorada
y las palabras pegajosas
-el salami quedó confiscado en aduanas-
Pateado de un lado a otro
hasta caer en un vagón del tren A.
Atravesamos la ciudad por sus entrañas
entre el chirrido de los tracks
y el choque de los carros metálicos en movimiento
postes que vuelan al otro lado de las ventanas
luces multicolores
como estrellas subterráneas
otra vez el chirrido de los tracks del tren
las paredes tituladas anuncian las paradas
bancos de parque en rincones oscuros
gente que se apiña recostada en las esquinas
y otra vez el chirrido de los tracks que aúllan lastimeros
los cuerpos se balancean
animados por quién sabe qué titiritero
vendedores ambulantes
una banda de jazz que apura la música
mientras una niña pálida pasa una gorra de los Yankees
para recoger el pan en metálico
y los tracks en el fondo chirreando sus penas.
Me paro en la puerta
y sin esfuerzo
la oleada humana me escupe entre la 184 y Broadway
cuando aún no he despertado de este viaje
por el centro del planeta
cargando mi mochila de mentas y pilones
miro hacia arriba
para comprender que desde esta esquina
el camino que lleva al cielo es un túnel angosto y sombrío.

VI
Esta mañana
apuramos el amor en un cuarto de veinticinco dólares
entre sábanas
que habían tomado prestadas
todas las fiebres de esta ciudad
y al despedirnos
ambos conocíamos de antemano
que no volveríamos a vernos.
Yo caminé rumbo a la estación
de la 59 y Broadway
y tú te perdiste con el vapor
que se escapa de las fauces de la ciudad
sin dejarme el contacto de BlackBerry.

Ramón A. Lantigua. (Santo Domingo, 1970.) Actualmente vive en los Estados Unidos. Ha publicado poemas sueltos en el desaparecido suplemento cultural del periódico El Caribe, Santo Domingo y en la revista literaria Horizones, del Passaic County Community College. Hace fotografía artística y lleva un blog desde el principio del 2011 cuya dirección es: http://defotografopoetayloco.wordpress.com. Publicará su primer libro en el año en curso.