Guantes
Le puse la bufanda azul
el abrigo de invierno
los guantes negros
y el gorro que le tejió su nieta.
Lloré para que no se fuera
porque llovía.
Construí una barrera
entre la puerta y la lluvia.
Lloré mientras mi hermano
la sacaba y la llevaba a comprar
hojas de plátano que podía
arrancar en el patio de su casa
si estuviésemos en la isla.
Quise esconderla
en veinte bóvedas chinas.
Quise abrigarla
como si se fuese
Alcanzar la cima
De más está decir que
si la montaña no va a Mahoma
es que esa montaña no existe.
Por lo tanto, dejemos claro
este asunto de una buena vez:
tampoco existe
ninguna otra montaña.
Y ya que estamos en las de
saldar cuentas,
eso de la cima es un pretexto
para tener donde exhibir tanta nieve.
La noche
Imagina que esa montaña es tu hermana.
Ir a la escuela con la montaña
compartir la merienda
la peinilla
-aunque se le peguen algunas yerbitas
frescas-
correr tras la montaña
verla temblar de frío
bajo esos grandes copos de nieve
y no poder hacer nada para calentarle
en especial entre noviembre y enero
esos meses en que el sol brilla
solamente tres horas diarias.
Falsa mejoría
Un día te levantas
y ves que todo es felicidad
estamos juntos
comemos
reímos
de repente nos va dando el frío
a unos primero
luego a otros
algunos corren
a buscar la chaqueta
otros son más cautelosos
y sólo se ponen medias
los que están en la casa
ajustan el termostato
los que viven debajo de los puentes
mueren gélidos, y nunca sabremos
y así pensamos
que el café con leche o la quimioterapia
nos calentará los dedos
indefinidamente.
Encontrar a Eyjafirdi y otros
cementerios
Una página web asegura que ayuda
a encontrar el cementerio islandés
donde está enterrada tu madre.
El día que enterrramos a mi madre
(lo sé porque yo cargué
el lado izquierdo
de la parte posterior del ataúd
desde la entrada del cementerio
hasta la tumba)
hacia un sol terrible.
Era fácil dar con su ubicación
no sólo por la luz solar
si no porque su tumba está
a la derecha de la entrada.
Lo que nunca se encuentra
en una página web
es el teléfono directo
del enterrador
-porque dirige la llamada
al municipio
a la oficina del alcalde
a su secretaria
a la recepcionista de otra oficina
municipal
quien suelta el auricular
y le grita a algún funcionario
que no debía aparecer en este poema
y le pide el número de extensión
del cementerio-
para poder preguntar
el horario de visitas
y llevar flores.
*Textos seleccionados del poemario Islandia (Editorial EDP University).
Cindy Jiménez-Vera (San Sebastián, Puerto Rico, 1978) Ha publicado Islandia (Editorial EDP University), En San Sebastián, su pueblo y el mío (Editorial EDP University ), 400 nuevos soles (Atarraya Cartonera, 2014) y Tegucigalpa (Erizo Editorial, 2013). Textos suyos han sido publicados en Tierra Adentro (México: Conaculta), Metrópolis (México), Transtierros (Perú), La Galla Ciencia (España), Conexos (Miami), Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña (Puerto Rico), entre otras publicaciones periódicas, así como en las antologías Los prosaicos dioses de hoy (Puerto Rico: La secta de los perros), Calibrar la voz (Cuba: Encaminarte), entre otras. Es editora, bibliotecóloga y profesora universitaria. Mantiene el blog: apocrifosinflables.wordpress.com