29/5/16

Poemas de Martín Zuñiga Chávez

 

Parece simple trabajar sin música 

Cuesta mirar cuanto te acompaña
un incendio.

Cuando los discos viejos inundan la casa.
Cuando las paredes se vuelven gigantes
y estás parado en medio

y
de pronto las medias se te mojan
sin razón, y sin razón también la luz se acaba.
y un barro antiguo se asoma bajo las señales.

Cuesta no cerrar los ojos
en la necesidad de detener algo.

Tema del desasosiego
  
Todo lo que pedía de ti
era hambre.

Un vacío sin vacío, Alejandra.

Dominabas el trote de los murciélagos,
las querellas dormidas
sobre una blanca almohada de plumas verdes.
Pero todo cuanto te doy es un vaso roto por besar los martillos.
La escalera donde silva la madrugada en espera del ahorcado.
Todo tiene cierta cábala, niña.

Y sujetas mis dedos entre tus labios. No hay velocidad,
lo sabes. Un viejo licor golpea nuestros esófagos.
Y todo lo que quisiera
es poderte regalar una palabra esdrújula.

Un pez llorando.

Lo sabes. Tu nombre me crece por accidente.


DIDO 

A pesar de no saber irnos el mundo
lo mira a través de tu rostro
a través del agua que cubre tu mano
como si fuese otra mano: igual, pero menos frágil.

Dar en los puertos lágrimas a los capitanes
mal acostumbrados a no despedirse.

Le han nacido tres sombras a su cuerpo
donde lleva grabados
en bajo relieve
las esquinas del mar
y barre a mi lado las cunetas de la madrugada
con maitines dolientes tras los labios.

Reconozco la situación. ¿sirven las imágenes?
¿porque el mar es inmenso, servirían las imágenes?

Hay polillas blancas volando fascinadas alrededor de la lámpara.
¿estará así también ella, abrazada?


Los techos de calamina vibran al compás de la lluvia  
  
Lo mejor que puede suceder es el agua
corriendo en la cañerías
pero pocas veces suceden cosas buenas
en mi casa. Con la palabra amor se acaban
muchas palabras. Las canciones y los bailes
de moda. Hendiduras imperceptibles en los dientes
como colinas como elefantes blancos;
porque ya es costumbre acarrear tangos
en los baldes de agua. El frío
que se filtra por las grietas me amuebla la casa.
Y aunque es un desierto lleno de espinos y tequila

las musas bailan en mi pecho
al son del carro basurero y se ríen de mi falta de agallas,
de mi inestimable pesimismo al prender los cigarrillos.

Every time we say goodbye revolotea por la casa.
Con el tiempo también aprenderé a reírme.
Pavlov tenía algo de razón en ello.


Cuarto epílogo  

Ya no lucha por llegar hacia las cosas.
Resbala por encima de su forma y su uso.
Dentro de los esqueletos hay claves
imposibles de percibirlas a contraluz.
Pueden ser un sonido, un eco giratorio.
Relojes amarillos alejándolo del amor,
ese invento centrípeto, entrópico, castrense.
Sueña como si fuese algo ya lejano
con la inquietud y el temor. Con el sabor.
Con el aire pesado de las sorpresas.
Dentro del océano de su incertidumbre
crece una burbuja a manera de idea.
La presiente, la acaricia, la paladea.
Si ensayase un movimiento los verbos
inquilinos de su dermis, dejarían de respirar.
Se propuso a si mismo abandonar en la orilla
las armas. Su revolución quechua.
Tiene filamentos fibrosos creciendo dentro
de su memoria, con forma de ataúdes
herméticos como poemas, etcétera.
Trata de olvidar, pero la certeza no es
como su amor, lo suficientemente angosta.


Martín Zúñiga Chávez.  (Cuzco, Perú) Ha publicado Relatos /5, Gavia, Pequeño estudio sobre la muerte, Cover, u la antología de poesía joven arequipeña Rastros/Rostros. Recientemente la editorial 3600 ha publicado una selección de su poesía bajo el título Exhumación de las Naves. Su obra ha recibido varios reconocimientos como el Premio Ángel Martínez Baigorri y el Premio Martín García Ramos, ambos en España; el Premio Desiderio Macías Silva en México; así como el Premio Javier Heraud y el Copé en Perú; entre otros. Es editor de Conde de Lemos servicios editoriales, integrante del comité organizador del Festival Internacional de Poesía de Arequipa, y desde hace una década realiza el proyecto LAE LEA Perú http://urbanotopia.blogspot.com.