Robles petrificados
hemos de morir tan frágiles como vinimos al mundo
nuestros cuerpos serán hierba / robles petrificados
piedras mansas en recodos ocres
el polvo se adueñará de lo que somos
y nos vestirá de silencio humano
para hacer cantar a las cumbres
a los nevados / al charco / a la ceniza
volveremos a recibir las noches y sus oscuridades / entonces
las tormentas y sus relámpagos / entonces
y todo será enigma
inexorable vacío que puebla la existencia
implacable e iracundo silencio que estrangula
nadie lo supo / tan solo lo intuimos
la muerte es metamorfosis del polvo
que se cubre de sustancia y vive
mientras dura el eco de la palabra
es la arrogancia del gesto de eso que llamamos dios
en medio de otras alteraciones
leve movimiento que nos arranca y nos arroja a la muda
como eterno retorno a ser ceniza
de lo que será por el instante
accidente / para algunos
existencia / para otros
Las sombras
las sombras son muchas
en cualquier calle que se precia transitada
sus cuerpos corren
andan a pasos rápidos y no se tocan
mas las sombras parecen hacerlo
con una sutilidad misteriosa
en realidad
ellas no se tocan
danzan al son de las pisadas
como hilos de agua
que trascienden las formas
su silencio es necesario
ya que sin él
su misterio y su propia danza
desaparecerían
desaparecerían como nosotros
en el preciso instante en que tuvieran un cuerpo
y anduvieran a pasos rápidos
sin tocarse
por esta virtud
las sombras son eternas al sol o a la luna
no importa que el cuerpo muera
ya que ellas
sin ninguna pena
se acoplan al eco de extrañas pisadas
al polvo de otras calles y sus murmullos
al ruido de aquellas ventanas llenas de herrumbre
o a los recuerdos viejos y gastados
que pesan en la joroba de la gente que no se toca
y camina
total
como se dijo
ellas trascienden las formas
como hilos de agua perenne
taciturnas
danzarinas
Los suicidas
los perros lo saben
su aullido lo repite cada noche
tras la tela de la araña que trepa las ramas de la mandrágora
el eco de aquellas letanías predica lo indecible
que cunde los espacios hasta la guarida del gusano
oculto en lo más profundo del bosque
los sauces y las polillas descifran el tiritar de aquel canto
plasmado en la nonágona colmena de la tejedora
atestada de cuerpos que antes tenían sombra
y que ahora no son más que ovillos de la muerte
llamados suicidas
las malas lenguas dicen
que aquellos muertos no son dignos de ser nombrados
que su cobardía pudo más que la propia vida
que no merecen siquiera una lágrima de llanto
que el infierno es su morada y el olvido su castigo
pero yo pienso lo contrario
los suicidas no son fantasmas que merodean la penumbra
ni almas en pena que regresan al hogar que tuvieron
los suicidas son las verdaderas sombras que hacen la noche
que danzan al son de humanos lamentos
y conversan plácidamente con los perros
los perros lo saben
su aullido así lo anuncia cada noche
¡hay tanta vida en la muerte
como tantas muertes para estar vivo!
¡y hay tantas formas de escapar del espanto!
que basta pelear lo cotidiano
o correr al puente más alto y lanzarse
la magia radica en esto último
pues cuando uno apresura la muerte
transmuta su ser a lo perenne
despojándose del peso de sus huesos y la carne para
desde lo oscuro
dejarlos caer en las redes de la araña
que hará con ellos el ovillo que sacie su fétida palabra
los perros lo saben
su aullido lo canta cada noche
dicen las malas lenguas
que sus lágrimas secas nos hacen ver su secreto
que si uno las unta a sus ojos sin llanto
en noche de luna nueva
podrá saber las razones de los muertos
pero no de aquellos que partieron sin remedio
sino de los otros
a los que nos llaman suicidas
cuando mengua la luna o está llena
ellos se atreven a contar los enigmas
de aquella extraña metamorfosis
que a nuestros oídos es malagüero
ayes o lamento
pero que en el fondo
es fiesta perpetua
danza de lo eterno
los perros lo saben
su aullido anuncia la fiesta cada noche
el anhelo de las sombras
que todavía están atadas a las formas
es danzar por siempre junto a las otras
libres de un retorno inesperado al cuerpo
los suicidas tienen tal privilegio
pues no hay cuerpo ni forma que los retenga
en su baile invisible al son del canto de los perros
que no hacen más que repetir el divino secreto
cada noche
como lamento
si la metáfora es válida y el chisme cierto
bastará con buscar un perro
robarle sus lagañas
untárselas a los ojos
para contemplar las verdaderas sombras
las que hacen la noche
las que repudiaron el cuerpo
bastará con hacer caso a las malas lenguas
dejarse caer en la telaraña de la mandrágora
y ser parte de los indignos
que no merecen siquiera el recuerdo
por lo visto
es simple
muy simple
el misterio de la luz y las sombras está en ellos
su aullido así lo anuncia cada noche
tras la luna
bajo el cielo
en las calles
los perros saben el secreto
El blues del muerto
estoy muerto
y sin embargo respiro
la realidad me sofoca
y este cuerpo que poseo
pudre mi alma
que en lo más ínfimo
en mis ojos centellea
estoy muerto sí
por qué negarlo
míos son los huesos
mía la carne
y estos ojos que poseo
y no pretendo vida ajena que no sea la mía
total
un muerto es feliz en su propia tumba
mi espíritu escapó aterrado
cuando supo que yo estaba muerto
ahora vivo sin su consejo
como
bebo
bailo
quiero
me peino
pero cuando me miro en el espejo
recuerdo que estoy muerto
ya no amo sí
tampoco sueño
esas cosas no van acorde con los muertos
los muertos solo piensan y viven despiertos
en una realidad que sofoca
y pudre el alma en el cuerpo
Pájaros muertos
maté pájaros azules en la travesura de sentirme Dios en la poesía
maté cisnes / oscuras golondrinas / albatros torpes en tierra
maté gaviotas de novela / garzas de fábula / cuervos negros de presagio
maté colibríes menudos / palomas blancas
jilgueros cantarines / ruiseñores
alondras enamoradas / pinzones reales
maté águilas de escudo / cóndores
tucanes amaestrados / halcones de alto vuelo
maté buitres carroñeros / petirrojos tiernos
mirlos murmuradores / búhos sabios…
sin piedad desplumé sus cuerpos y me comí sus carnes
e hice caldo de sus huesos que compartí con los míos
ya que a los otros les parece insalubre la alquimia
del plumaje diverso y policromo de todos ellos
construí dos alas y una cola / con las que ahora vuelo muy alto
no sé si para escapar de mí mismo o para alcanzar al astro rey que me llama
no sé si para encontrar algo distinto o para dejar huellas diferentes / en el alma
sólo espero que la cera no se derrita y si así sucede
que mis huesos no sientan la estrepitosa caída de volver a ser humano
por la arrogancia de sentirme libre
Noche
canto a los abatidos en delirio
que por veneno tuyo agonizan todas las posibilidades
de la artesanía de versificar imágenes
en signos enmarañados en cuadros de pintura de querosene
colgados en iglesias de adobe
con el único propósito de maldecir a dios
por la infusión del alcohol
canto a los eucaliptos inmensos
que danzan las tempestades que siembras
a los gusanos que roen la ignominia colectiva y gratuita
que nace del temor a tu abrazo
tuya es la potestad de cernir las almas que te son propicias
los cuerpos que cumplirán tu lascivia
tuyo el señorío de los lupanares
que acogen a sacerdotes del licor
que escriben tu mutismo
llueves tormentos en la cuenca de los ojos
donde se contempla ojos ajenos de horizontes abandonados
llueves lagartijas pequeñas / salmos herejes
en desiertos inhóspitos que azotan a peregrinos de lenguas extrañas
eres el rostro de todas las caras del tiempo
las ojeras de amanecidos perros
que aúllan a sombras de amanecidos perros
perdidos y ebrios
eres la demencia de lo agrio del vino
el espejo torcido
el mismísimo demonio cansado
que ofrece más pena y dolor
que piel
y sexo
Javier Domingo Aruquipa Paredes. Poeta boliviano. Responsable del colectivo “Delírium Trémens”: poesía música y arte plástico. Docente universitario de la especialidad de Lengua Castellana en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y la Universidad Pública de El Alto (UPEA). Editor de “Miradas, Revista de Lingüística e Idiomas” y “Apu, Revista de Lengua y Cultura”. Es autor del libro “Semiótica del Graffiti Feminista” (2008), publicado por el Instituto Boliviano de Lexicografía y otros Estudios Lingüísticos y por el Instituto de Estudios Bolivianos de la UMSA. Publicó en poesía y de forma independiente: “El amanuense” (2002), “Las Sombras” (2009), “Saudade” (2 012) y “Acto de mirarnos” (2 015). Los poemas incluidos acá pertenecen a dos libros inéditos.