Dibujos por Miguel Villanueva
Por José Joaquín Pérez
(1874)
Ondas y brisas, bruma, rumores,
suspiros y ecos del ancho mar,
¡adiós! que aromas de puras flores,
¡adiós! que todo cuanto se alcanza,
dicha, esperanza,
y amor me llaman allá en mi hogar.
suspiros y ecos del ancho mar,
¡adiós! que aromas de puras flores,
¡adiós! que todo cuanto se alcanza,
dicha, esperanza,
y amor me llaman allá en mi hogar.
¡Ya ve el proscrito sus patrios lares!
¡Ve azules cumbres lejos sombrear
grupos de nieblas crepusculares,
y el ansia siente del paraíso
que darle quiso
Dios en el seno del dulce hogar...!
¡Ve azules cumbres lejos sombrear
grupos de nieblas crepusculares,
y el ansia siente del paraíso
que darle quiso
Dios en el seno del dulce hogar...!
Si peregrino, si solitario,
otras regiones se fue a cruzar
la ley temiendo de un victimario,
¿el caos qué importa si un sol luciente
brilla en su frente
y hoy sonriendo vuelve al hogar?
¡No más torturas en su alma libre!
¡No más memoria de su pesar!
¡No el odio estéril sus rayos vibre,
que el patriotismo ya sólo espera
por vez primera
calma y consuelo bajo el hogar!
Virgen de América, suspiradora
cautiva indiana, vuelve a gozar;
si atrás hay sangre, luz hay ahora...
Ayer el hierro y hoy es la idea...
¡Tu gloria sea
ver a tus hijos junto al hogar!
¡Cuán bella eres acariciando
todos unidos los que al vagar,
-errantes unos y otros luchando-
sufrieron ruda la tiranía
que hacer quería
huérfanos tristes sin pan ni hogar...!
¡Ya no hay festines patibularios!
¡Ya no hay venganzas con que saciar
su vil conciencia crueles sicarios!
¡Ya no hay vencidos ni vencedores!
¡Sólo hay de flores
castas coronas en el hogar...!
¡Mi dulce Ozama! ¡Tu bardo amante
a tus riberas torna a cantar,
y tras él deja, por ti anhelante,
lejanos climas y humilde historia,
tierna memoria
del peregrino vuelta al hogar...!
¡Bajo tus ceibas y tus palmares,
sobre tu césped y entre el manglar
aún se oye el eco de los cantares
de aquella infancia, fugaz, que en horas
engañadoras
llenó sus sueños de amor y hogar!
Y, ¡ven! le dice cada paloma
tímida y mansa que ve cruzar
desde la cumbre de enhiesta loma,
cuando las alas tiende y su arrullo
mezcla al murmullo
del río que baña su dulce hogar.
Y, ¡ven! le dice ronco el estruendo
que hace en las rocas lejos el mar...
¡El mar!, que un día su adiós oyendo
fue de ola en ola su adiós llevando,
luego tornado
con hondos ayes del pobre hogar.
¡Y todo cuanto su ser le diera!
¡Ven! dice el polvo que va a besar
donde mañana como postrera
ráfaga cruce su vida breve,
donde se eleve
su tumba humilde junto al hogar.
Así, -suspiros, brisas, rumores,
lánguidas ondas y ecos del mar-,
adiós decidme, que todo: amores,
gloria, esperanza, paz bendecida,
tiene hoy la vida
del pobre bardo vuelto al hogar...
De José Joaquín Pérez: Obra poética.
Romance al Río Ozama
Por Juan Sánchez Lamouth
(1968)
Para la señora Esperanza Burgos de Veloz
Ozama hermano triste, río obrero del tiempo,
sé que tu arquitectura al alejarse del amor del campo,
marcha silente por la vida urbana con tu oratoria llena
(de hojas secas)
marcha entre la primavera azul del puerto
narrando tus penas a los marinos que te contemplan ebrios de goletas.
Por tu horizonte de peces,
por la brisa que besa tus corrientes;
deseo preguntarte río maestro
que aún conservas leyendas de los colones y los filibusteros,
si el pueblo fue hasta ti,
o fuiste tú que fuiste rumbo al pueblo.
Te saludo gran río,
lavandería aborigen formada entre los árboles,
verdad que muchas veces tú pareces que lloras
entre los campesinos los problemas agrarios,
de estos campos morenos de café y de tabacos
o aquellos que a los niños le brindan chocolates.
Ozama hermano triste,
saludo tu comienzo de manos jaboneras,
saludos tus corrientes de música botánica;
saludo al mar Caribe que con sus sales locas
te entrega un poema de broncos pleamares,
te canto en tu llegar cantando al rompeolas,
hasta que te disuelves entre las olas agrias.
De Antología de Juan Sánchez Lamouth
Poema 24 al Ozama: Acuarela
Por José Mármol
(1990)
superficie de luces agotadas donde apenas el sonido de la sombra suena. yo te nombro ciudad irreal hundida en la penumbra de un recuerdo invernal. el Ozama que fluye por cada objeto a la deriva es una historia. el Ozama que sube del fondo de la noche hacia mi palabra. un pez flota suspenso entre la imaginación y un escarceo brillante de hojas secas. el Ozama refugio del miedo de la noche y de toda la pobreza de unos hombres. largo testimonio de secretas temporadas de amor y de todo excremento vertedero. yo te nombro ciudad irreal hundida en la penumbra de un recuerdo invernal. cuando en la orgía de las horas oscuras no queda diferencia y el amanecer estalla en su maravilla cotidiana. cuando el silencio penetra el aire ancho y el murmullo de los troncos y las piedras. el río que hay en el Ozama empieza a sudar leche de luna y baba, empieza a mostrar sus ahogados, sus ángeles suicidas. sus dioses imperfectos. sus luases orinados, sus vírgenes violadas por murciélagos y sapos, los lanchones de hueso dejan la superficie cantando su retorno hacia lo profundo, todo mi cuerpo, toda mi memoria contenidos por el río que corre en el Ozama. todo mi ser desgonzado y transido. superficie de luces diluidas donde ya no se oyen las rancias velloneras. yo te nombro ciudad irreal hundida en la penumbra de un recuerdo fatal.
De Lengua de Paraíso y otros poemas.
Técnica mixta sobre puente vespertino
Por Alexis Gomez Rosa
El puente que cruza frente a mi casa
une dos muertes.
Un puente majestuoso,
corre ve y dile, de imposible arquitectura.
El puente rojo: cresta de nubes
contra el Ozama tendido, abre ahora
su horario de cangrejos y estrellas
por la espigada ruta de un ojo vespertino.
El puente sube a nadar y hasta desaparece,
llevándose los carros de concho
y los perros hambrientos los deseos
de la tercera edad,
sobre las aguas
vidriosas del río de los malos negocios.
(Aunque usted no lo crea,
es el mismo
puente que atravesara veloz el amor
hacia el banquillo del juicio final
con su llorada corona de suplicios.)
Un puente lejano, muy lejano, hecho
de ceniza y tiniebla,
se levanta frente
a mis ojos bovinos, estragados,
que se chuparán esta tierra los huesos,
de dos amantes aferrados a su adiós.
De La revista Arquitrave: http://www.arquitrave.com/principal.html
Composiciones
7
Por Homero Pumarol
(2000)
Cuando se precipita por las chimeneas
Dispuesto a llenar el cielo
De chorros amanerados,
El humo lechoso hace estirar el cuello
De toda la industria.
Dispuesto a llenar el cielo
De chorros amanerados,
El humo lechoso hace estirar el cuello
De toda la industria.
Los trazos pueden verse claramente
En el lomo desnudo del Ozama
Que embarrado de aceite como un mecánico
Tras escuchar la sirena de las seis en punto
Corre a todo dar a emborracharse.
En el lomo desnudo del Ozama
Que embarrado de aceite como un mecánico
Tras escuchar la sirena de las seis en punto
Corre a todo dar a emborracharse.
De Cuartel Babilonia
Any Other Night
Por Juan Dicent
(2006)
Esta noche es como las otras
el río Ozama hiede a animales muertos
¿por qué las calles están tan oscuras?
En el carrito de hamburgers
la cocaína tiene más demanda
que la mayonesa.
Esta noche es como las otras
y Kurt Cobain
y Jimi Hendrix
y Che Guevara
en las paredes
¿qué tengo en común con esta gente
que corea cualquier canción
de Los Héroes del Silencio?
Esta noche es como las otras
una mujer borracha baila
exhibiendo su ombligo
¿cuál será su nombre?
Me llamo 1,500 pesos
y un chorro de cerveza
le sale por las orejas.
De Blogworkorange. http://www.blogworkorange.blogspot.com/
Breve Antología del Ozama. El río Ozama es uno de los cuatro ríos más importantes de la República Dominicana. Su desembocadura atraviesa una gran parte de la ciudad de Santo Domingo. Al igual que el Sena, el Mississippi u otro famoso río, el Ozama ha sido fuente de inspiración para poetas dominicanos de diversas generaciones. La anterior es una breve antología que reúne una serie de textos relacionados con el río y a través de la que se puede observar los versos que el Ozama ha inspirado y los cambios y las transformaciones que se han presentado en la lírica que lo evoca. Como todas las antologías, se encuentra incompleta. Hay que señalar que se ha escrito largo y tendido sobre el río Ozama, no sólo poesía, sino también prosa que ha aparecido en fragmentos de novelas, en cuentos y en ensayos. Hay que destacar el apartado de los Ensayos Poéticos de Francisco Javier Angulo Guridi de 1843 dedicado al río Ozama; ciertos versos del padre de la Patria Juan Pablo Duarte; la descripción del río y de la zona colonial que aparece en el poema Pez Rojo de Lupo Hernández Rueda. Aprovechamos para agradecer a Miguel Villanueva por sus dibujos y expresar la deuda con cada uno de los autores y con el libro Poética de Santo Domingo de Miguel de Mena.