25/11/08

Aldo Luís Novelli

En la Tasca
Sentado a esta mesa
bebiendo un vino que no saboreo
charlando con alguien al que no oigo
y según dicen es un poeta del norte,
ella a dos mesas de distancia
habla y ríe sin pudor
goza plenamente de esos momentos
en que las miradas la rodean,
ella que no sabe donde estalla la soledad
o cuántas ausencias me trago en este vaso de vino,
ella
que no sabe de la angustia de los ojos
cuando su cuerpo se torna borroso.
José
Todo sucede en el momento menos pensado
cuando ya nadie esperaba encontrar la tijera
ella aparece como por arte de magia
arriba de esa pila de libros
donde nadie, absolutamente nadie la había dejado.


De esto hablábamos el otro día cuando
José, el párroco del barrio
doblando la sotana en la silla
encontró la bombacha que María
hacía días buscaba con desesperación.



La Noche avanza despacio
La voz de Gal Costa susurra
palabras incomprensibles y nostálgicas
desde el fondo de la pieza,
hay una ligera somnolencia en el aire
un atisbo epifánico parece rodearme sigilosamente.

Calma, una dulce calma discurre por mi cuerpo,
siento el tórax llenándose y vaciándose lentamente
y me invade un infrecuente silencio interior,
las voces de los infiernos se han acallado.

Es el momento esperado de la creación
de la palabra sosegada abriéndose paso
desde algún lugar desconocido,
es la noche que se da vuelta
y avanza despacio hacia mí.

Por estas cosas
Al final de este verso empezaré a amar.

No será un vuelo de garzas en el resplandor de la tarde/
no no será una imagen tan bella
este amor de palabras transpiradas.
Me conformo con una lluvia nocturna
golpeando los cristales
en esta viscosa noche de verano.
Me conformo con un poco de tabaco
un poco de lluvia y
algo más que eso de algún vino oscuro.

Sucede que me provoca la sintaxis de este verso
casi tanto como la gramática de tu cuerpo.
Y todo esto considerando
que no soy un don Juan de la palabra/
ni siquiera un amante latino
de bibliotecas deshabitadas.
Pero aún así me deshago sin remedio
por tus pechos encendidos
tu luminoso ombligo tus nalgas inexplicables.

Por estas cosas
me desvivo en la soledad de la noche/
por estas cosas/ doblego la palabra muerte
hasta hacerle morder su propia cola.

Por estas cosas y unas pocas más
al final de este verso
empezaré a amar.

Orgía
Descorro con cuidado las frazadas
como si destapara la olla
buscando la tibieza que resta
de sus cenas de soledad.
Suavemente me deslizo en la cama
para no romper los sueños
que provocan esa sonrisa en su rostro.

Toco su pierna con mi mano y la alejo rápidamente
inmóvil quedo mirando la oscuridad del techo.
El traqueteo del reloj
agujerea el silencio empedrado que rodea
este fugaz encuentro amoroso.
Un momento después, ya sin conciencia
levemente me duermo.

Ahora su cuerpo es una orgía de íntimas danzas
es una dulce marea de jugos compartidos.

Hablando de ciertas cosas
Ahora hablo de otras cosas/
de razones dudosas para sostenerme
ideologías descoloridas/
de algunos hombres envueltos en niebla
o mujeres agotadas de amar/
y de estos mundos desparejos y absurdos.

Ahora hablo de otras cosas
y no sé si soy claro.
Hay una deshilachada humareda en mis palabras.
Ya no me sale -mi querido Césarespuma
por la boca.
Ya no cabalgo como el viento palabras desbocadas
azotando su lomo para meterles vehemencia/
ni siquiera corro el colectivo cuando
está escapando de la esquina/
lo dejo pasar con cierta displicencia.
No estoy hablando de la incipiente vejez
o del interminable cansancio de la lucha.
Nada tan sabio o valeroso/
nada de eso mi viejo amigo.

Ahora hablo de otras cosas
y no sé realmente si soy claro.



Aldo Luis Novelli. Nació en Neuquén, en la mítica Patagonia de Argentina. Ha editado los libros: Heridas del Naufragio, Delicias de la vida cotidiana de la Vaca; Camino cansado entre cuerpos; La noche del hastío; Pasajeros del vacío; Escombros; Fábulas de un tiempo absurdo; De mitos, leyendas y otras canchereadas criollas. Edita a poco pulmón y mucho corazón el
plegado de literatura Animal Urbano.