25/11/08

Esteban Moore

Viejos papeles
Un sábado por la tarde
dedicado a la limpieza de la baulera // a poner en orden trastos viejos
descubrí entre unas cajas de cartón //un paquete envuelto en papel
[madera
atado con grueso hilo de cáñamo
oscurecido -----empolvado por el tiempo
Al abrirlo
encontré algunas cartas de mi abuela -recetas de cocina
facturas amarillentas de comercios que ya no existen
prospectos médicos
recortes de diarios
-principalmente de la página de avisos fúnebres
-estampitas de santos
entre otros tantos registros
de su ordenado universo doméstico
y varios cuadernos
correspondientes a sus últimos años de vida
en los que anotó en prolijas columnas
sus gastos --semana por semana
en el mercado --la panadería
-el pago del periódico
las cuentas de medicamentos
-del pedicuro
-del oculista --de sus médicos


También estaban asentadas las sumas que donaba regularmente
a la parroquia de San Patricio
a estas entradas les sigue la leyenda:
" le dejé una botella de whisky al párroco"
y el precio correspondiente de compra
Testimonio fáctico de una estrategia personal para ganarse un lugar
en el cielo





La fotografía
El marco de plata trabajada de unos 14 x 10 cm.
estuvo olvidado dentro de un sobre
en uno de los cajones de un mueble
vaya a saber cuántos años


Hasta que un día fue descubierto por una de mis hijas
quien sacó de él una vieja fotografía
lo limpió --le dio brillo
y lo utilizó para colocar la foto de su novio
-ya no recuerdo cuál-

Esa fotografía antigua -de color sepia
de una mujer joven y una niña
con largos vestidos --abrigos con cuellos de piel
sombreros --de fines del XIX o muy de principios del XX
botines acordonados - tacos casi imperceptibles
anduvo dando vueltas por la casa
--habitó rincones sin luz

No se quién volvió a encontrarla y la dejó sobre la mesa del comedor
entre un montón de papeles

Una tarde de domingo con lluvia
decidí poner orden y archivarlos
entonces llegó mi turno de enfrentarme con esa imagen
la miré detenidamente
-----me inquietaron la adustez de los rostros
la tristeza en sus miradas
En el reverso mi abuelo había escrito
/era su letra no había dudas/
en tinta negra y con pluma fuente
" Tiíta Flo y Helen Kathleen,
quien murió de fiebre escarlatina,
a los once años de edad, en St Cloud , París"
(Aunty Flo & Helen Kathleen, who died when 11 years old,
of scarlet fever, in St Cloud, Paris)
Tenía también el sello algo borroneado del fotógrafo
Gilbert Frères (peintres photographes)

Quiénes eran
esa mujer joven y esa niña
retratadas en las afueras de París
Qué hacía esa fotografía antigua
entre los recuerdos familiares
--ya desaparecida
la generación de nuestros abuelos
nunca llegaré a saberlo

Quizás alguien en un suburbio dublinense
o en algún pueblito en el condado de Longford
tenga una vieja fotografía de una joven pareja
sonriendo ante la cámara
en un estudio fotográfico de Buenos Aires
o en la rambla de Mar del Plata
y se esté haciendo preguntas similares a las mías


"Mirá eso, pronto no lo volverás a ver"El sol arde en los rastrojos de trigo
rebota en la ruta ---------------forma espejismos en la distancia
Estábamos saliendo de la curva anterior al cruce de la laguna
la cupé se afirma decidida en la larga recta
repentinamente mi padre comienza a bombear los frenos
antes de clavarlos
Las cintas chillaron en las campanas
las gomas quemaron caucho
y casi me golpeo contra el parabrisas
cuando con un volantazo firme
bajó a la banquina poceada
casi gritando: “Mirá eso, pronto no lo volverás a ver...”
Eran Martín Gálvez y Degregori –el viejo- como lo llamaba don Cancela
reseros de oficio
montados en caballos bien mantenidos -un colorado de troncos
negros y un tobiano
Arreaban por la cuneta una tropa de vacas gordas -30 y pico o quizás 40
-algunas machorras en el lote
“Las llevan a lo de Cardoner...
hoy -hay remate especial...”
dijo mi padre al tiempo que levantaba su brazo para saludarlos
luego de ser correspondido
se calzó con firmeza el panamá de ala angosta
acarició dos o tres veces con la punta de la bota gastada
el acelerador de la Chrysler
-----una baturé descapotable del 36 – 6 en línea
-con radiador de aceite
y llantas de rayos----------------
que rugió ronca antes de morder nuevamente el concreto de la 205
Primera ----segunda --el bramido del motor flotaba puro
en la mañana caliente
tocó la palanca de cambios -punto muerto --aceleró en vacío
-antes de enganchar la directa
me da un golpe de vista y comenta satisfecho
que estaba tirando los cambios sin usar
el embrague
clava los ojos en el cemento y el cielo de nuestro horizonte inmediato....
.......y nos perdemos hacia el futuro


Los cines
Nuestras madres ya nos habían comprado en las tiendas
/ La Perla o La Marina
/el primer par de pantalones largos
sin embargo -y a pesar de ello -cuando las carteleras del cine Italiano
/exultantes de pechos y nalgas a medio vestir
anunciaban las películas de la Sarli o la Leblanc -el ingreso a esta sala
/nos estaba irremediablemente vedado

En esas ocasiones debíamos conformarnos con las matinés
/ en el cine Parroquial y las películas de Fernandel
en las que el actor francés protagonizaba a don Camilo
el buen sacerdote que debía enfrentar a don Peppone
el intendente del pueblo ----------un torvo comunista

Lo que sucedía en la pantalla del Italiano nos llegaba
por boca de los que habían cumplido los dieciocho
/experimentados espectadores de prohibidas
Ellos se encargaban de narrar ciertas escenas encarnadas por las
[diosas
/del sexo criollo -con lujo de detalles
relatos que a no dudarlo --afiebraban la mente más curtida

No faltaron aquellos que modificaron su fecha de nacimiento en la
[cédula
pudiendo de este modo pasar el primer retén: la boletería
Incluso en ocasiones lograron ingresar en la sala
sentarse confiados --agrandados-- en las viejas --gastadas butacas de
[cuero
antes de ser descubiertos
y expulsados con escándalo
por el riguroso acomodador
--en estos casos la administración no devolvía el importe de la entrada

En el parroquial la programación era responsabilidad del padre Augusto
/cuyo modo de pronunciar el castellano delataba su origen
había llegado de Italia al medio de la nada pampeana
/a comienzos de la década de los 50
En los períodos de calma -es decir cuando las carteleras del Italiano
/anunciaban patéticas comedias rosas o de teléfono blanco
Los espantosos largometrajes de Enrique Carreras -Palito -Carlitos
[Balá
y aquellas otras películas ---las del tétrico humor nacional
/en las que los protagonistas vestían uniforme
y en cuya lista de agradecimientos los productores invariablemente
[citaban
/a alguna de las fuerzas armadas
Fernandel podía descansar
Entonces el padre Augusto un cinéfilo pleno de fanatismo
/ que nunca ocultó sus inclinaciones por el cine clase B
organizaba ciclos dedicados a John Ford -John Huston
al cine policial negro y el de terror
Por supuesto no todo era cine para él
/la reposición de El tesoro de la Sierra Madre
era motivo suficiente para iniciar una charla acerca de las virtudes
/teologales
o de la avaricia como falta grave del ser humano
Frankenstein le sería de utilidad para exponer acerca del rechazo del
[otro
/del abandono en la sociedad contemporánea
Tener y no tener de su más que admirado Howard Hawks
era el pie que necesitada para hablar horas sobre literatura
/ norteamericana
Hemingway el puente para llegar a William Faulkner
Regularmente reponía El Ciudadano Kane
sólo para referirse al guionista -Herman J. Mankiewicz
y las influencias de Absalom Absalom en la película de Orson Welles

A medida que fue pasando el tiempo llegaron entre otros
/Chabrol y la nouvelle vague
el Italiano fue perdiendo interés para nosotros
Su cartelera continuó anunciando a la Coca y la Libertad
los afiches a todo color daban cuenta de la expansión de sus carnes
/pletóricas

Luego a partir de la década de los 70 aparecerían sus herederas
/una legión de gomosas vedetes
que del brazo de Olmedo y Porcel ocuparían no sólo la pantalla
[del
/decaído Italiano
Ellas tuvieron la televisión intervenida a su disposición -las radios
/los suplementos de espectáculos -las tapas de las revistas
fueron elegidas figuras del año -participaron de mesas bien servidas
/en almuerzos televisivos

Fueron exitosas
sus logros -directamente proporcionales a la muerte y el terror
/en nuestra noche más oscura


Esteban Moore (Buenos Aires, 1952) Poeta, traductor y periodista. En poesía ha publicado: La noche en llamas (1982), Providencia terrenal (1983), Con Bogey en Casablanca (1987), Poemas 1982-1987 (1988), Tiempos que van (1994), Instantáneas de fin de siglo (Montevideo, 1999),
Partes Mínimas y otros poemas (Mar del Plata, 1999). Ha dado a conocer traducciones de Charles Bukowsky, Raymond Carver, Lawrence Ferlinghetti, Allen Ginsberg, Gregory Corso, Gary Snyder, Bill Berkson, Anne Waldman, Andrei Codrescu, Seamus Heaney, entre otros. En 1996, la
UNESCO publicó sus traducciones de Lawrence Ferlinghetti, América desierta y otros poemas, (Ediciones Graffiti/Unesco, Montevideo Uruguay). A continuación presentamos una selección de sus poemas inéditos.