26/11/08

Miguel Angel Malpartida Quispe

I.

Estoy de pie
en el ojo del ave que apacigua
con sus alas el roquerío.

Es inútil encerrarme el corazón
entre estas columnas de astillado mar
que bate derritiendo mis catedrales
cuando preciso de una silla luminosa
para brindarte el sonido del agua
como una palabra que retorne a nuestra


sedienta memoria
...mientras demora en pasar la felicidad de los peces
sólo pienso inútilmente en detener
la edad del calor.


II. Kokoschka

Una mujer me ofrece el sueño
cuando dormir es ponerse a riesgo del mundo,
volverse intermitente.

La ventana no existe, lo sabes
y penetra,
embiste el jardín desde el Oriente
el sonido de aleteos que se rompe
en metrallas de colores de arrecife
dejando mi camisa, la noche,
hecha jirones.
Y aun si fuésemos despertados,
brillaríamos el desierto,
hembra y mundo en el ojo del vendaval.

Arte de nariz.

Una de las chicas Vargas, encaramada en una bomba,
firmada de tarde para Berlín, será mi paraíso;
y sólo las estrellas precisas escucharán el miedo que sacude la nave, las luces en tierra de mar, arrastrándome hacia la noche;
donde simplemente
volveré a ser un viejo caballo, una bomba azulada de nitrógeno o un pintor de nariz,
espolón de los barcos, mujer, ninfa, sirena o demonio que corta el viento y la espuma,
metal fundido bajo la lengua que susurra:
"imagina ya con los dedos una mujer desnuda,

y salta"

IV

El C47 mirado por sus cuatro costados es
una nave enorme, un armatoste pesado,
de alas y nariz romas, de llantas de caucho
como bombones.

Pero en batalla, el C47 suele parecerse más
a un caballo salvaje, incesante bajo una noche
de lluvia, acosado por un ejército de tábanos
luminosos; y que en lo mejor del combate
(para alargar la metáfora y terminarla)
se sacude paracaidistas, como flores de tela,
que arroja por su noble cola.

Déjala correr

Ella juega con los caballos,
inhala el poder de sus crines,
atesora en su vientre
el repetido galope.

Sus brazos van contra la bruma,
su sexo es un viento atravesado.

El caballo se desborda y eriza sus piernas
la prisa de un pequeño calor rampante,
mi niña

un beso quiere darle
que los devuelva al bronce.

Miguel Ángel Malpartida Quisque (Lima, Perú, 1983). Bachiller en Literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. El año 2002 publicó Galería (Dedo Crítico), poemario con el que obtuvo el primer premio en el concurso de poesía César Calvo, organizado por el centro de estudiantes y la escuela de literatura de la Facultad de Letras de San Marcos. Hace poco tiempo acaba de aparecer su segundo poemario, titulado Arte de nariz (Editora Mesa Redonda, 2007). Ha publicado, además, poemas, entrevistas y artículos de crítica literaria en diversas revistas nacionales e internacionales. Actualmente, ejerce la docencia en la Universidad Católica Sedes Sapientiae y prepara una tesis de licenciatura sobre la obra de Ricardo Palma.