30/9/09

Argénida Romero

Despedida
No apresures la huida,
quédate,
sólo hasta el instante de las auroras.
Después vete.
Fingiré las luces del amanecer,
robaré flores al viento,
planearé el atardecer sin prisas.
Después moriré.
Espejo
Desnuda,
cardinalmente reposada,
sin más nada
que el profundo eco de mis poros.
Castidad reparada
olor a rosas marchitas.
Íntimamente desnuda
con el color dormido
y las ansias liberadas.
Absuelta de visiones
transpiro cenizas.

A medias
A medias
los besos de una madrugada despistada
que cayeron en mis manos polvorientas,
espacio de tormento.
Insensibles.
Inservibles.


A medias
la alegría de las quimeras,
espejismos insalvables
del inhóspito desierto de los sueños.
Invisibles.
Imposibles.


A medias
las mil y una palabras de la noche
viciosamente repetibles,
recicladas en todos los instantes.
Incontables.
Deseables.


Eros
La sombra de tu mano en mi cintura
se cuelga caprichosa en esta lejanía de fragancias rotas
preludio pasado
presente de sonámbulas caricias


Antítesis de la mujer de Lot



La mujer de Lot miró atrás y se quedó convertida en estatua de sal”, Genésis 19, 26

No, mujer, no voltees
a tu espalda, el rubor de las sombras se consume,
y bajo la profecía incendiaria de tus pasos
mueren los otoños
se deshacen las palabras,
y el verbo se hace nada.
No voltees, mujer
las cenizas descansan
Sodoma y Gomorra no existen,
y eres
sangre y carne.


Pereza matinal
Aquí está, este instante,
seis en punto,
techo blanco,
ojos abiertos,
resurrección momentánea
la efímera eternidad sacude el silencio de las paredes
y la vida espera, detrás de la puerta,
con su carga cotidiana:
Ducha, café, sol o lluvia, noticiarios, asfalto, transito, escritorio, flores, palabras, periódicos, verdades, mentiras, él, ella, nosotros, agendas, risas, llanto (a veces), políticos, discursos, recuerdos, él (a veces también), esperanzas, hastíos, rabias, cielo…
Ojos cerrados
Otro instante
Seis y media.


Credo
Creo en la todopoderosa vida
que despierta en las mañanas
incompresible
dispuesta a robarnos las certidumbres
inminente y rebelde por las calles
sin Dios, sin Diablo y sin limbo
escurrida en las paredes de esta ciudad que, a medias,
conjuga el perenne pasado de nuestro presente.
Creo en ti, vida
colgada del viento en las tardes de lluvia
dueña y señora de las profecías
amante y asesina
y en ti creo
aún cuando te atrincheras en la sangre y el espanto
y te vuelvas verdugo del sueño que se acurruca en las esquinas.
En ti creo
en todo tu visible, que se agota en mi frontera
en todo tu invisible, que permanece más allá de mis respiros
hija única del tiempo
irrepetible secuencia de suspiros
nacida antes de todos los días y todas las noches.
Te creo, vida
aunque muera en el intento.

Argénida Romero. (1980. Caracas, Venezuela). Periodista y escritora. Reside en República Dominicana desde 1990. En el año 2000 obtuvo el primer premio de poesía en la XXXIX edición del Concurso Literario de Navidad, que organiza el Obispado de Nuestra Señora de la Altagracia, en Higüey. Durante varios años participó del grupo literario Aída Cartagena Portalatín, del Ateneo Insular. Varios poemas de su autoría han sido publicados en las antologías del Movimiento Interiorista. En abril del 2009 puso en circulación su primer poemario: Mudanzas. Actualmente ejerce como reportera en el periódico Diario Libre y colabora con la revista urbana Lengua (www.revistalengua.blogspot.com) y el blog informativo Duarte101 (www.duarte101.com). Lleva el blog El diario de la Rosa (www.eldiariodelarosa.blogspot.com).