19/8/08

Sobre el asesinato de Julio Acuña

por Frank Báez 


Ayer recibí la triste noticia de que habían asesinado a Julio Acuña. Hoy buscando en el internet encontré una noticia que refiere el suceso que me ha impresionado mucho. La nota abre con estos tres primeros párrafos: 
Compartir una bebida con unos amigos en un bar le costó la vida a un periodista cuando fue acribillado a punta de balas, camino de regresó hacia su vivienda, en El Llano de Alajuelita.
La historia no termina ahí, pues esta víctima caminaba acompañado por una de sus amigas, quien al parecer fue llevada por la fuerza en un automóvil y pocos minutos después apareció desnuda y sin vida en la entrada a Escazú, sobre la autopista Próspero Fernández.
Las víctimas fueron identificadas como Julio Acuña Agüero, de 34 años y Joselyn Yariela Rojas Chinchilla, de 23 años, ambos vecinos de Alajuelita.


Más adelante hay una sección donde se describe el suceso: 
Ambas víctimas se encontraban en el bar El Higuerón, ubicado a escasos metros de sus viviendas, por lo que luego de compartir una plática decidieron abandonar el local a altas horas de la noche y dirigirse hacia sus dormitorios respectivos, sin pensar que encontrarían la muerte en el camino.
Al parecer, la pareja fue abordada por un automóvil que los interceptó de forma agresiva, en ese momento y en la oscuridad de la noche se escucharon unos disparos, comentaron los vecinos, pero nadie alertó a la policía.
El vehículo continuó su destino y el reloj su marcha, cuando a eso de las 5 de la mañana, la Fuerza Pública del lugar fue alertada del hallazgo de un cuerpo que se encontraba al lado de la vía; al llegar al lugar, los oficiales confirman que se trataba de un hombre quien presentaba por lo menos tres impactos de bala, el cual tenía un bolso a su lado y todas sus pertenencias.
De la misma manera, la policía de Escazú recibió el aviso del descubrimiento del cuerpo de una mujer, la cual se encontraba tirada a un lado de la carretera, con dos disparos en su cabeza.
El Director del Organismo de Investigación Judicial, Jorge Rojas, anunció en conferencia de prensa, que sus agentes investigan ambos hechos, pues todo apunta a que se trata del mismo caso, ya que el bolso que se encontraba al lado del hombre en Alajuelita tenía las pertenencias de la mujer hallada en Escazú.

Al leer esto, uno  piensa en  lo terrible que es vivir en  nuestros pobres países.  En lo terrible del mundo, de la vida, del ser humano. No me parece prudente emitir juicios sobre su asesinato, sobre el hampa o sobre Julio como persona. Apenas nos conocimos. Nos vimos dos veces. Lo conocí durante la lectura que realicé para el Festival de Poesía en la biblioteca de Hatillo. Recuerdo que al final de la lecturaJulio se levantó y me preguntó sobre mis influencias literarias. Posteriormente, conversamos. Se da el caso de que Julio andaba con un ejemplar del libro Postales y me pidió que se lo dedicara. No recuerdo que le escribí. Acto seguido, este me obsequió su libro Ontología Menor. Recuerdo que ya me iba, aprovechando que una amiga me llevaría hasta un bar donde me esperaban unos amigos, pero al ver que el libro de Juliono se encontraba firmado, me devolví y le pedí que me lo dedicara. Al vuelo Julio escribió: Al poeta Frank Báez, en el encuentro de San José. Y luego estampó su firma. 
Lo vi de nuevo en el acto de clausura del evento en que él, algo nervioso, leyó sus poemas. A la salida nos topamos y me comentó que había encontrado interesante mi libro. Después me preguntó si me quedaba para la cena, pero le dije que tenía unos compromisos con unos amigos en el café Buenos Aires. Nos estrechamos las manos. Esa fue la última vez que nos vimos. 

Durante nuestras conversaciones le había mencionado la revista Ping Pong. De un principio él se mostró interesado en colaborar y se ofreció como voluntario para contactar poetas nicaraguenses y preparar una antología de poesía contemporánea de ese país. El 16 de junio Julio Acuña me envió el siguiente email: 

Espero que estés muy bien, Frank. Soy Julio Acuña, un poeta de Costa Rica, entre tantos conocidos no sé si te acordarás, pero bueno, nos conocimos en tu lectura de Hatillo, y al final yo te obsequié mi "ontologia menor" y vos me firmaste tu libro. Luego nos vimos en la clausura del festival, pero entre tanto tumulto si acaso nos despedimos, cuando ibas saliendo porque yo me quedé en la cena. Te escribo ante todo porque no quiero perder la relación que iniciamos y ver cómo podríamos colaborarnos en temas comunes. He visitado el sitio de la revista, me gustó y espero poder enviar algunos textos y fortalecer así nuestro contacto. Abrazos...

Le respondí el 18 de junio. No recibí respuestas. La verdad no sé si llegó a leer la respuesta. De seguro no. Y supongo que así como yo hago esa relación, un montón de familiares, amigos y conocidos, deben estar recordándolo y entrelazando sucesos a su manera. No dejo de pensar en esa imagen tan aterradadora, esa de la cartera de mujer justo al lado del cadáver de Julio a un lado de la carretera. Es mortificante. Pero no sólo eso, me mortifica no haber abierto su libro sino hasta ayer cuando supe que estaba muerto. Me mortifica no haberme quedado a cenar junto a él esa noche y conocerlo más. Lo único que puedo hacer es leer su libro. Borgesse le destrozan los lomos. Sea como sea, la imagen que más se ajusta a la realidad es la de Borges. Y eso pienso al hojear Ontología Menor. Y sobre todo cuando uno se encuentra con el poema que aparece en la página 79 y siente algo así como si el libro se pusiera a respirar:


Tanka 
Viejos zapatos 
solos frente al espejo 
Hoy les falto yo
Al nido de mi cama 
volveré hasta mañana.


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