21/2/11

Jordi Virallonga




Maldición del  apesamundado
Cada día aprueban, redactan o piensan algo
que prohíbe, amenaza, coarta, limita, multa,
se mete en mi coche, mis bares, mi casa,
mi trabajo, me casa aunque no quiera,
me expulsa de mi piso, embarga mi salario
y me roba la custodia de mis hijos.

Entonces yo,
extinguido, humillado, inactivo, falto de todo juicio,
injusto e inhumano,
aun con el progreso económico y todos sus servicios,
digo que no me hace feliz la ley
y que ojalá caiga el fuego sobre la asamblea de esos elegidos,
que se vaya a la mierda su tramposa mayoría,
que su ceniza simplona, arrogante,
que pretende cambiar mi naturaleza de hombre
a base de edictos y mandatos se mezcle
con la basura de los contenedores,
que se salve Sancho Panza
y que entierre al puto Cid, a Santiago
y a todos los que quieren salvarme
por mi bien
y no saben ni mi nombre.


 Azúcar quemado
Como vas y vienes del salón al lavabo,
cruzaste países y puentes
sin haber estado nunca al otro lado de nada.

No hay más decoro que este ir y venir,
no caer antes del duodécimo asalto,
cavar trincheras en lugares
donde nunca hubo enemigos,
retrasar la muerte a cambio
de una vaguedad de victoria.

El plan es simple:
no derribar ni construir,
sólo irte deshaciendo.

Mímesis del Arquitecto
Quien construyó esta casa
nunca pensó que iba a odiarte
y los niños tendrían sólo una habitación
para ahogar a cuentos y a canciones bajitas
los gritos de sus padres:
que por favor sigan queriéndonos, te pido,
nosotros como si no estuviéramos,
no queremos molestar.

Quien levantó esta casa lo hizo a base
de prósperos años nuevos y negocios familiares,
no proyectó refugios para el fajador
que escapaba oyendo el puente
derrumbarse tras de él casi cada día
y sabiendo que el vencedor
se queda con todo al sonar la campana.

Es curioso viajar sin que pase el tiempo,
tener veinte años más y que se estreche el camino
en esta carretera aparecida por los faros,
con piedras de repente, lugares
cuyo tiempo es su ausencia de destino.

De nosotros queda sólo una casa malvendida.
Los arquitectos no saben de amor, 
como tú dibujan planos
donde sólo permanece
lo que jamás se habita.

  
A veces sucede esto que digo
Sucede que lo más nimio te amontona,
subes las escaleras y al buscar las llaves
encuentras tres monedas,
las puertas cerradas no te esperan,
todas, y son muchas,
a veces sucede esto que te digo,

que estás bien pero te dobla
el dolor un clavo en el costado
y sigue teniendo el día
un montón de veinticuatro horas,

pero nada podrá contigo
aunque la muerte sea una frase
que te odie treinta años:
tus hijos no son tuyos ¿recuerdas?
y qué me importa a mí el dinero
si no vas a quedarte a mi lado.


Cualquier latifundio me rebasa
Yo vengo de unos labios que no existen,
de un lugar con cines de barrio
y amigos cerriles como potros
en un rancho que ha desaparecido.

Ya no fundo descampados
ni pueblo cabañales,
cualquier latifundio me rebasa.

Tan sólo soy leal a una geografía
propicia al guerrero forzoso;

la mirada del apache
en el vértice inferior de la pantalla,

la infinita usurpación del territorio.


Muerte del que nada precisaba
Este eco de pasos redoblando
en el pasillo no es la soledad
ni el aburrimiento al que estás habituado,
es el pavor de morir cuando no ibas
a morirte nunca ni tuviste
que entender nada por ti mismo.

Ahora quieres verdades,
no la mierda de verdades que pedías
cuando llegaba tarde a casa la familia
o no cuadraban los balances.

Morir te complica el orden del día,
no es seguro el otro mundo
ni sabes qué hacer ni crees
que solucione este asunto el abogado.

Tu avaricia nunca respetó el infortunio.
Te irás de aquí temblando
como el sucio ladronzuelo que te daba tanto asco,
justo mientras nacen miles de ratones
y baja una décima la inflación de junio.


Monólogo del transparente
No puedes sospechar
que soy quien deseo que desees
mas no has de lamentar ni te es preciso.

Desconoces el azar que a dos mesas
ni te pesa ni te quita, a ti te da lo mismo.
Un hombre nunca vale un reino
aunque quizá valga la pena.

Eres una reina que no sabe desear,
te escribo a ti que ni me observas;
yo sigo en este bar donde te miro,
borracho, como el sátrapa de Persia.


La mirada del lobo
El miedo se ve,
está en un punto entre tú y los semáforos,
se mueve con holgura
detrás de los anuncios con jóvenes mujeres,
sube las escaleras del despacho,
entra con el aire, se inmiscuye
en las noticias de la radio,
viaja a través del teléfono,
aparca contigo a las tres de la mañana
convirtiendo el gozo en un estercolero,
mas no tiene contrario ni enemigo,
como el gas o la tinta, por ejemplo.

No espera respuesta el miedo
ni va los martes al siquiatra,
le da lo mismo que haya mar, la gente se ame,
no está atento a las risas, nunca muere si te mueres,
nunca espera,
llegó del diente y de la rabia.

No se parece a nada el miedo,
llega al buzón y te retumba el día,
no existe cosa recta, se desbarata todo,
imposible pagar, tampoco con dinero,
no hay perro que matar ni se acabó la rabia,
no puedes ayudarte de sicarios ni de otros mecanismos,
es el miedo, habita siempre entre los pobres,
se parece tanto a su vida que lo llevan sin esfuerzo ni pelea.

El miedo puede cambiarte el nombre, el país,
el trabajo, puedes cambiar de casa
porque tienes miedo,
por miedo a que se mueran tus hijos;
te revuelve la cabeza, ya no eres nunca más
aquel que fuiste, has de reinventarlo todo,
lograr un día más, encontrar  las mismas paredes
mañana al levantarte, tomarte las pastillas
y aullar un conjuro:

Un mundo es un deseo:
no hay mundos o deseos,
de uno u otro modo regresan a la bruma
donde los lobos no tiemblan ni se ofenden,
son la suerte del silencio y de la fruta:
el instinto remoto de la supervivencia.


Jordi Virallonga (Barcelona –España-, 1955) es catedrático de literatura española de la Universidad de Barcelona y Presidente del “Aula de poesía de Barcelona” desde su fundación en 1989. Ha publicado ocho libros de poemas, algunos de los cuales ganaron premios nacionales e internacionales. Los últimos títulos “Crónicas de usura”, “Todo parece indicar”, “Por si no puedes” y “Hace triste”. Ha sido antologado y traducido a 15 lenguas. Es asimismo ensayista y traductor de literaturas románicas al catalán y al castellano, especialmente de poesía catalana al español.  Los poemas anteriores pertenecen al libro “Hace triste”. DVD editores, Barcelona, 2010.