por Javier Moreno
"This piece of poetry is meant to do harm"
The Ark
Leer La
Universidad Desconocida es como ver a destiempo las escenas con el
fantasma de Bruce Lee entrenando al protagonista en Retroceder Nunca,
Rendirse Jamás. No sé si me explico. Es como si uno entrara al rotativo
cuando la película va por la mitad y sólo viera el torneo que se cierra con la
victoria de Jason sobre van Damme, y luego viera los créditos enteros, la sala
oscura, se aguantara los diez, veinte minutos de receso y entonces, por fin, pudiera
ver cómo fue que esa victoria inverosímil ocurrió, cómo fue que este pendejo
desnutrido batió a van Damme en franca lid, de dónde salió.
Y no estoy hablando de
una revelación sobrenatural, claro. El fantasma de Bruce Lee, nadie lo duda, es
un símbolo de lo que realmente ocurre, una intervención de lo fantástico para
evidenciar cómo Jason se preparó para confrontar al ruso despiadado que lisió a
su padre de por vida; cómo, poco a poco, a punta de esfuerzo, nacieron y se
perfeccionaron los puños y patadas que permitieron que arrasara en el torneo.
El entrenamiento redondea la película de pelea. Una película de pelea es
siempre una película de entrenamiento. No puede ser de otra manera.
Roberto Bolaño se
volvió un escritor visible a inicios de los noventa con la publicación de La
literatura nazi en América, o tal vez un poco antes, cuando publicó La
pista de hielo, no importa; el caso es que por ese entonces tenía cuarenta
años y salvo por una novela escrita a cuatro manos con un amigo en el 84 era
poco lo que se conocía sobre él. La literatura nazi era ya una
gran obra, pero tras ellas vendrían otras. A partir de ahí Bolaño se las
arregló para publicar un libro por año, una batalla tras otra entre 1993 y
2003. Había un ímpetu inusual en sus libros, una lucha que los conectaba; la
enfermedad, la muerte en la distancia, la crianza de los hijos, la angustia,
motivaciones secretas tras cada golpe. Un libro cada año, un año en cada libro
hasta el conteo final. Escribir así necesitaba impulso, cosas como esas no
nacen de la nada.
Lo que nos ofrece La
Universidad Desconocida es una versión decantada de ese entrenamiento
previo: el fantasma de Bruce Lee en acción redondeando la gran película de
pelea. Sus quinientas páginas recorren casi quince años de la vida de Bolaño
recopilados en una especie de diario encriptado en clave lírica que devela el
desarrollo de los temas y voces que dominarían su narrativa posterior: su
literatura de viajes y hombres perdidos, de distancias, búsquedas y teléfonos
públicos. Parece como si sus poesías conformaran una gran maqueta, o como
si todo lo demás fueran sólo extensiones de estos textos, poesía
hábilmente camuflada en prosa, sonriendo.
Es curioso que Bolaño
no haya publicado este libro en vida. Según parece llevaba años en su
computador. Me pregunto qué esperaba. Discretamente, había publicado partes del
mismo. Amberes, Tres y Los Perros
Románticos aparecen desperdigados en sus páginas cumpliendo, tal vez,
su verdadero papel. Junto a ellos danzan cientos de textos inéditos, furtivos
ganadores de premios provinciales, pequeñas novelas comprimidas, intentos
inútiles de contener el paso de los días, fugas del tedio. Todo se agrupan
pacientes, cronológicamente, esperando a que su autor muera para poder nacer.
¿Por qué? Un mensaje, tal vez, o una herencia, o un mapa. O pistas, no sé. Una
al azar, por intentar quebrar el criptosistema sin querer: «Aquí no puede pasar
nada y sin embargo estoy yo. Apenas un robot con una misión sin especificar.
Una obra de arte eterna.» Eso dice. ¿Alguna idea? Misterio. No hay de otra:
Seguiré leyendo.
Javier Moreno. (1977, Colombia) coedita HermanoCerdo y
es el autor de Lo definitivo y lo temporal (2008).