9/10/11

Daniela Camacho (Presencias reales: la poesía mexicana actual)



Revista Ping Pong: ¿Cuál fue tu primer contacto con la publicación: recitales, revistas, premios…?
Daniela Camacho: Fue hasta que llegué a vivir a la Ciudad de México. Mis primeros poemas se publicaron en revistas y periódicos del D.F. y Buenos Aires. Años después, luego de participar en algunos talleres literarios y recitales, publiqué mi primer libro junto a la poeta dominicana Ariadna Vásquez. Uno pequeño, a dos voces. Los premios, hasta ahora, no me interesan. Escribo poco y me es difícil reunir las 80 cuartillas que, generalmente, exigen las convocatorias a concursos. Además, vivo muy lejos de mi país, así que ni siquiera cumplo con el requisito de residencia.

Revista Ping Pong: ¿Cuál es la imagen que piensas que se proyecta de la actual poesía en Hispanoamérica? ¿Consideras que se atiene a la realidad de la actual creación?  
Daniela Camacho: Descarto la posibilidad de una proyección real de la creación contemporánea en un espacio tan vasto como Hispanoamérica. Creo, sin embargo, que el surgimiento de editoriales independientes, cartoneras, el uso de Internet: blogs, revistas digitales, propuestas de poesía audiovisual, etc., han posibilitado una comunicación que antes difícilmente se lograba entre poetas de distintos países. El diálogo está abierto. La realidad se proyecta en pequeños fragmentos, su característica principal es la impermanencia. La polifonía es infinita, son muchas generaciones (artistas de distintas décadas, filiaciones, orígenes) las que convergen; la realidad de la actual creación es inabarcable. Pero eso no es importante. Lo esencial ocurre para cada autor, es su realidad la que interesa, su desdoblamiento, lo que de sí mismo (y del mundo) le pueda ser revelado en la escritura. Habría que agradecer el misterio, lo que jamás será proyectado.

Revista Ping Pong: ¿En estos momentos conoces o tienes referencias de la poesía dominicana y/o caribeña? 
Daniela Camacho: Sí, por fortuna. Me interesan los dominicanos León Félix Batista, Aída Cartagena Portalatín (que me parece vigentísima), Jeannette Miller y, de generaciones más recientes, Petra Saviñón, Homero Pumarol, Ariadna Vásquez, entre otros. De Puerto Rico, me entusiasma la obra de Edwin Reyes, Sandra María Esteves, una de las fundadoras del Nuyorican Poetry Movement, y cuyo trabajo de spoken word me parece notable. Una poeta más joven, con quien comparto fecha de nacimiento y la sensación de una poética cercana es Nicole Cecilia Delgado. Si digo Cuba, crece mi afinidad. Mis referencias actuales son Reina María Rodríguez, Rodolfo Hasler, Yannier Hechavarría Palao, etc. Y, claro, siempre estará el amor por Fina García Marruz, Dulce María Loynaz o Virgilio Piñera.

Revista Ping Pong: ¿Consideras que hay algún blog interesante y con repercusión y/o trascendencia en el tejido poético mexicano?
Daniela Camacho: Me parece que el blog de Cristina Rivera Garza, “No hay tal lugar” (http://cristinariveragarza.blogspot.com/), es interesante. Hay traducciones, muchas referencias a poetas y narradores estadounidenses contemporáneos, crítica, poesía experimental, escritura y reescritura, buena música, reseñas de libros raros, descubrimientos en las artes visuales y otras cosas.

Revista Ping Pong: ¿Cuál es la relación que mantienes con Octavio Paz? ¿Sigue siendo el gran enemigo como se  lee en los Detectives Salvajes de Bolaño?
Daniela Camacho: Mi relación con Paz es con su obra: curiosidad, interés, desinterés, asombro. Es una relación pendular. Su producción literaria fue muy vasta, puede provocarme de todo. La herida de los infrarrealistas es antigua, creo que ese resentimiento ya no tiene lugar en la actualidad. Lo más sano, lo más inteligente, sería leer a Octavio Paz con objetividad. O no. 

Revista Ping Pong: ¿Qué relación mantienes con el resto de la poesía hispanoamericana? 
Daniela Camacho: Una muy estrecha, de búsqueda siempre. A veces, de fascinación. Ahora tengo un interés particular por la poesía española escrita por mujeres. Estoy preparando una antología de autoras jóvenes; me entusiasma descubrir los puentes, los vasos comunicantes con la (no) tradición latinoamericana. En general, la poesía española es portentosa, pienso en Leopoldo María Panero, Pere Gimferrer, Félix Francisco Casanova, Chantal Maillard, Blanca Andreu y muchos otros. En Centro y Suramérica hay autores entrañables para mí, a los que vuelvo una y otra vez: Blanca Varela, Enrique Molina, Marosa di Giorgio, Emira Rodríguez, Enrique Lihn, Héctor Viel Temperley e Isabel de los Ángeles Ruano (así vestida de hombre, tan lejos del mundo). Me gustan los poetas solos. En México, los que más me interesan son José Carlos Becerra, Ramón Martínez Ocaranza y Gilberto Owen. Con los de mi generación, algunas veces comparto lo que ahora permiten las redes sociales, los festivales internacionales, algunos encuentros, ciertas lecturas.

Revista Ping Pong: ¿Y con la poesía en otras lenguas?
Daniela Camacho: Me imanta la música. No importa si no consigo entrar en el significado del poema. Me gusta leer en otras lenguas, las que comprendo y las que no. Me acerco a poetas anglófonos en su lengua original, así como a los italianos. Hago algunas traducciones irresponsables. Me interesan también otras literaturas, a las cuales tengo acceso en traducciones: francesa, árabe, portuguesa. Actualmente vivo en Japón y estudio su lengua. Es muy compleja, pero reveladora. Quizá, alguna vez, pueda acceder a esta literatura (que es un universo) en su idioma original.

Revista Ping Pong: ¿Cuáles opinas que son los referentes literarios a los que miras en tu poética? 
Daniela Camacho: Me gusta pensar que en toda lectura hay algo que exige ser devorado. Quizá no se refleje de manera evidente en mi escritura, pero podría estar sucediendo, muy despacio, en la construcción de mi poética. Mis referentes actuales más cercanos son el arrojo de Diamela Eltit, la lucidez y el ardor de María Negroni, Edmond Jabès siempre, Marcel Schwob, Anna Ajmátova, entre otros. Pero hay otras cosas, en el cine, en las artes visuales, en la música, a las que estoy muy atenta. Quizá es que necesito otro lenguaje; y estoy buscando.

Revista Ping Pong: ¿Qué consejo le darías al lector dominicano para acceder a buena poesía?
Que lea mucho, que lea siempre. Que se guíe por pulsos propios, necesarios, y no por dictados vanguardistas o absolutismos editoriales. La poesía mexicana, como en el resto de Hispanoamérica, es inagotable. Hay lugar para el asombro. Habría que entrar en el poema como quien entra en un cuerpo, en una casa, en un espejo.


Poemas de Daniela Camacho
[adagio de jardín con firmamento]
Has muerto, Ursinia, en este vaso de ginebra que ilumina la habitación de los enfermos. Ciega de metales, te extraviaste en otro bosque: nebral, nebreda, enebral. Tu sol de venas púrpuras, ese fruto, se pudre ahora en una bolsa de desastre por cuya cremallera entra el cielo. 

Y lentas, majestuosas Portulacas cubren con su seda roja seda blanca tus sueños a caballo y el camino pedregoso donde te dejabas coronar por la violencia de los pájaros. 

Tú sabías que dentro de esa casa te esperaban niñas con paraguas negros y nombres de jardín: Tiarella, Astrantia, Betula. Niñas forajidas, manantialas donde flotan alfileres y pequeños cráneos. Tú sabías que la lluvia no traería más perlas sino huesos de palomas y temblabas de un paisaje como ese. 

: Muy cerca del amanecer, te fuiste persiguiendo aquella música de niebla que salía del anfiteatro.  


[todo lo que hablo son cosas quebradas]
Memorizar : Celmisia ramulosa / Daphne arbuscula / Agonis flexuosa : Repetir (desde el subtrópico) :  Dombeya / Dracaena marginata / Azorina vidalii : Dar un nombre, algo casi propio : (agonis, agonis, euphorbia) : Repetir : Marcharse para siempre : Ir al desierto : Memorizar : Mammillaria sempervivi / Crassula ovata : Repetir hasta desmayarse : Repetir : Morir después de florecer : (aptenia, lampranthus spectabilis, lampranthus, agonis) : Tras la muerte, buscar astros : Encontrar : Orbea variegata / Stapelia grandiflora / Parodia nivosa : Huir : Correr despavorido : Escapar (agonis) : Descubrir en el camino un huevo, una mujer: (dorotheae) : Nunca detenerse : Seguir (sempervivi) : Cuando te quedes ciego, guiarte por el color amarillo: Fenestraria / Dentritica / Malephora : Despertar en un espacio rectangular, pequeño, y decir: En el jardín, todo conversa con el animal.

[milagro o jardín oscureciendo] 
Aquí florecen corazones de oropéndolas: dientes de leona: salamandras. Aquí los niños vienen a fingir su muerte: se desnudan. Lánguidos se precipitan a morir sobre los nidos: un árbol los expulsa de su sombra. Es la liviandad, se dicen: la herida placentera de las animalas: el vino ardiéndonos la boca.



Daniela Camacho (Sinaloa, México, 1980) es autora de los poemarios En la punta de la lengua (2007) y Plegarias para insomnes (2008) y del libro de palíndromos Aire sería (Editorial Praxis, 2008). Fundadora y miembro del consejo editorial y de redacción de la revista El Puro Cuento. En la actualidad, vive en Tokio, Japón. Algunas de sus traducciones, ensayos y otros textos pueden encontrarse en: http://habitaciondelaheroina.wordpress.com