12/11/16

Poema de Mario Bodet



Dalind

Sombras subversivas de los impávidos años; 
las miradas mustias y errabundas 
hoy recorren la biblioteca
se abre el tiempo

las miradas miran las manos pérdidas 
que no buscan nada 
y sólo encuentran cuerpos abstraídos, 
magnolias arrancadas de la boca de los astros, 
súbitos espectros amarillos; se queman en la oscuridad

silencio de los días que se echa a dormir en las avenidas; 
todos lo pisan y nadie lo ve

inmemoriales posesiones exhibidas en los ojos de los muertos, inmemoriales colores que se arrancan uno a uno, 
ojos penetrados por la Ilusión de un mediodía, 
alaridos del agua y sus espectros;
premura del olvido, 
las tabernarias sombras caben en una delgada 
hoja de polvo y cenizas

dura fuente del pensamiento, 
franca caricia 
franca luz que en tu frente recuesta su calma


las manos se tienden como frescas hojas ya vencidas; 
palpan palabras secas acumuladas en la distancia,
los últimos días de cada mes caen y mueren de pie, 
los relojes dejan de funcionar, no dan la hora exacta, 
envejecen más rápido

las noches largas se vuelven, 
la oscuridad no alcanza; 
apenas cubre un par de kilómetros, 
y allá en un páramo
hay gente hablando y caminando de un lado a otro; 
oyen el diálogo que sostienen los colores 
de un árbol taciturno

los hogares ennegrecidos e insomnes 
hallan en su memoria cuerpos deshabitados, i
nstantes habitables 
y en lo alto hay miradas 
atentas a lo que emiten
los pájaros

las ventanas de los rascacielos 
juegan con su transparencia; 
confluencia de las miradas lejanas como los astros, 
pasos que se extienden hasta el día siguiente 
con su misma necesidad, 
presencia derramada en la frente de los hombres

las rocas veraniegas escarban en las sienes 
de los hombres obscenos y de las mujeres desairadas; 
absorción de nombres y remiendos. 
Impúdicas lenguas
errabundas palabras
viejos maderos labrados 
olvidados en las azoteas; 
sombras bermejas, oxidación de las esquilas, 
recodo de la revuelta

rilar de la tierra con sus muertos y sus raíces, 
cuerpos fatuos revolotean cerca del follaje, 
largas lenguas abigarradas 
penetran la mirada del oyente,
abren las manos trémulas del camino; 
horas cenicientas, instante y palabra, 
...ser la bruma... 
origen del fin, invención del comienzo, 
transfiguración de los desastrados rostros, 
sombras subversivas de los impávidos años, 
de las miradas mustias y errabundas 
emergen tres noches marchitas...

Mario Bodet. (Estado de México,1994). Su primer poemario inédito, Alba, está en proceso de publicación.