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mi abuela cuidaba enfermos
cuenta
que si un hombre está por morir
deja caer la mano hasta el suelo
intenta clavar las uñas
y hasta el último segundo
hurga allí desesperado
después
cielo y tierra se funden a su palma
no se improvisa en vano
dice
en ese borde
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no se puede nombrar
apenas sobrevive a tu prisión de arena
habrá que conformarse
con esta resolana
su eco pronunciado en nuestra casa
efímera permanencia
en nuestra boca
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construir un muro con lo no dicho
y protegerme
no
para quedarme en él
sino
para dártelo a romper
con cada palabra
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fundé mi casa
en la caricia del comienzo
creer en el lugar que nos espera
hacerlo propio
cimiento resguardado
en cada menudo gesto
mañana tal vez
muralla
por qué la estría
se ahonda con la sangre
por qué
más allá de mi puerta suena un río
lleva piedras como plumas
la enramada va con él
habrá nido en otra puerta
en otra casa
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como al descuido
acariciás la hoja
acariciás mis poemas sin saberlo
sin mirarme
en la demora
de las últimas palabras
la seducción del muro
que cae
apenas un instante
para coser los restos
¿habrá belleza que se iguale
a la demolición?
De: Circo
Revelaciones en el jeep una serpiente escondida
entre las ruedas de la camioneta
pudo anoche
con seis palomas
desdicha para mi padre
habrá que reponer
llegábamos con los bidones
repletos de agua
cuando escuchamos los gritos
la mataban entre dos
a puro hachazo
1970
la casa enorme
su piso de madera lustrada
la mesa
el barral que la ciñe por lo bajo
en las tardes de invierno
jugar ahí hasta el anochecer
navegar en ese barco
en el rincón
los leños se consumen
lento
arriba
sobre el winco
gira y gira lafayette
mi abuela
canturrea acalorada
y cada tanto
por las dudas
hecha un vistazo
todavía huele deliciosa
la sopa que prepara
en la cocina
siempre habrá
un costado que resista
que no se desplome del todo
entre las cosas y uno
Rutas al sur
a Jorge Abnur
en memoria
viajo sentada a tu lado
en la cabina oxidada de un jeep gladiator
pasan las horas y tu voz
despliega su bitácora de viajes truncos
ahí
donde el camino enrojece
aguarda la tormenta
enorme dentellada se prepara
detrás de la colina
pero avanzamos
sonrientes
ajenos a cualquier evocación
pronto la lluvia ahogará las bocas
los huesos humearán
las palabras trocarán en certezas
irremediablemente
Fiesta
de madrugada
llegan los hombres
el enano
todavía dormido
borracho y desnudo
en una jaula
es el fin de la fiesta
y así
como si nada
vuelve a la cama
mi padre
el anfitrión
él sabe
enhebrar ceremonias
para hilvanar nuestros días
Viviana Abnur. (Buenos Aires, Argentina, 1964.) En el 2002 publicó el libro de poesía: Quién asesinó a Bambi. Desde 2004 codirige el ciclo de homenajes literarios Farandol, en la localidad de Haedo, Bs. As., junto a Carlos Dariel y Pablo Strika. Desde 2005 edita Tríada, revista virtual de poesía argentina. (http://ar.geocities.com/triadapoesia) Poemas de su autoría han sido publicados en las revistas Letralia (Venezuela), Poesite (Venezuela), La porte des poètes (Francia). Actualmente reside en Haedo y se desempeña como maestra en la localidad de El Palomar. La siguiente selección de poemas pertenece al libro inédito Agosto.