De Cartografía
1
Duermo
Sólo veo
venas azules en un mapa
2
Ayer
un viento arrastró
arena del desierto
y pinto la nieve de rojo
3
Águilas en las ventanas de la mañana
en una calle de la ciudad
Nidos girando alrededor de un árbol
Gritos de águilas detenidas
en cualquier cable de luz
aquí a un lado
junto al poste de todos los días
¿Alguien sabrá descifrar sus mensajes?
Sale el tendedero a verlas
la muchacha que camina en la calle
el hombre de las frutas alza los ojos
el zapatero la relojera
la mujer que cocina para todos
Las águilas se acercan cada vez más
sin miedo
sorteando el espacio el aire
Hay águilas en una calle cualquiera
de esta ciudad
Por la noche la muchacha sueña
y devora las águilas4
Algo queda.
Cada música
es infinita música,
agua espesa
sonando como una campana
en la memoria de quien se pierde entre la gente,
de quien sabe
que cada camino
es infinitos caminos,
terrazas altas,
portones de una ciudad de signos confusos
y patios imaginados.
Cada valija
es infinitas valijas.
Cada palabra
no llega a ser una
y apenas se alcanza en el trazo
de quien la escribe
El color del día entra en la noche
-línea de río ayuntándose en el mar-
la habitación llena de mercurio,
la música se acerca
Él pronuncia tres veces
el nombre de la noche
5
Hay un olor
que dejan en mí las palabras
6
La mayoría de estos puentes son negros y muy esbeltos, sus pilares son de cemento. Se extienden en todas las ciudades. Sostienen calles, viejos zapatos y avenidas. Sobre ellos transitan pájaros cansados del vuelo y marcan ahí sus signos y sus notas. Convierten estos puentes en libretas rayadas y en pentagramas vacantes.
A veces, el peatón se detiene a descifrar esos mensajes secretos. Algo dicen, algo lo retrasan. La gente de atrás lo apura, la luz parpadea.
Estos puentes sostienen las ciudades pendientes de ellos. Si uno se rompe, se rompen las banquetas y queda todo en absoluta oscuridad.
Guadalupe Galván. (México, 1973.) Ensayista, compositora, poeta. Ha publicado poesía y traducciones de poemas del portugués. Es autora del poemario Niebla del Día (2003) y La Casa Azul (2005), con el cual ganó el premio nacional de poesía Enriqueta Ochoa. Obtuvo además la beca Arte por Todas Partes del Gobierno del Distrito Federal en ese mismo año.