25/11/08

Ricardo Marín

VI
Colgadas en los portones
las bolsas de basura
hacen que la madrugada tenga sonido.


A través de la lámpara,
la pelusa es una cosmografía en el cuarto.


Si Demi Moore estuviera en su mejor momento,
valdría la pena mantener la TV encendida.
Y no es que no quiera llamarte,
pero del teléfono a tu cama
hay un perro de guerra que se alimenta
de mis mensajes.




Amanece
el barrio aún está libre de peatones
y en la calle
abandonadas
las cuatro piedras de la mejenga.

El cigarro
apenas
un arma contra los zancudos.


Bagdad 7 AM
La ducha y el café
no terminan de encenderme,
en el fracaso de un huevo frito
nace uno revuelto de menor tamaño.


El azúcar fue una concurrida pista de baile
y algunas hormigas decidieron quedarse.
A esta hora mucha gente ha escogido camisa,
salen de sus casas desconociendo que Plutón
ya no existe en el horóscopo.


Por la calle los escolares caminan en grupo
y las panaderías hinchan sus chimeneas con el sol.
Hay faltas de amor y de ortografía en todos los diarios.


Allá lejos
despierta una guerra
donde todas estas cosas
no amanecen.


XXX
Este barrio no prospera en su pericia.
Es más,
si la noche y el silencio se confabulan,
es posible escuchar a los gatos en celo
sobre los techos con herrumbre.
la herencia de los vecinos chismosos
consiste en dejarle lugar a su descendencia
al otro lado de la ventana.
Los hijos pródigos regresan solo
Para sepultar a sus padres.
Las casas cimbran cuando pasa el bus
Que nos escapa de este barrio bajo.
La pulpería ya no es pulpe
y los chinos están pensando cobrar en euros.
No hay ningún alumno local
En la escuela privada de la esquina.
Se advierten cada vez menos solteras por la calle,
Y la más deseada,
La que nos enseñaba los calzones a los 13 años,
Cuando la tarde se ponía amarilla bajo un naranjo;
Ahora tiene 4 hijos
Y es la Magdalena en las procesiones de
los Viernes Santos.
La envidia se pone de moda
Cuando hay noticia de estreno con un DVD
o un carro de segunda en cierta familia exitosa.
Parece mentira, pero aquí,
nos presume el nombre de Santa Marta.



Época
Los paraguas salpican los hombros
de los transeúntes.


En la tienda de mascotas,
los pájaros creen que la libertad
es cantarle a la lluvia a través de los estantes.


Pienso en mi madre
en la música que escucha para
escampar en un país de contorsiones.


Mis pasos ondulan sobre los charcos
mi espalda pone fin a la escena.


Desde un autobús
alguien
sobre el vidrio empañado
escribe la inicial de un nombre
que desconozco.


Famotidina
Esperando a que se instale la gastritis, cada cual a su ritmo, beben en el bar.
Alrededor, gente como turistas que desconocen sus nombres, un cenicero
lleno,
el clac clac de las botellas, Oscar de León como banda sonora. Al salir a la
calle serán los mismos: una mujer y un hombre (tomados) de la mano,
buscando la cama comprada a crédito.


Sabana – Cementerio
Antes
que el travestido pelirrojo
suba su tacón alto
el chofer con sudor en la frente
rompe el silencio:
-en las gradas no llevo a nadie-

I
Señor:
no soy digno
que entres en mi casa
pero una mujer
en la poesía
bastará para sanarme
II
Aplastada en la calle
y con lápiz labial
la colilla del cigarro
humea.


Graduación
El año 89 se despedía
sin levantar la mano
mi madre encontrando la foto de Bo Dereck desnuda
entre el colchón aún tibio de mi cama individual
y la sábanas de dibujos animados


me dio tanta pena por ella
tan en casa
tan en topless
que no me atreví a preguntar
si posó en Jacó
o en la blanca arena
de la isla de Creta


esa misma mañana mi madre
me enseño a pronunciar su verdadero nombre
(Mary- Cathleen- Collins)
y a no esconder los tesoros
que a nivel de sexto grado
no hacen bien alguno
pero tampoco hacen daño.



Los Amigos
En el fútbol fuimos un insistente fracaso.
las rasuradas, los vicios, llegaron tarde, sin avisar.
Pasamos de las revistas porno
a plagiar poemas conocidos
firmándolos con nuestros nombres.
Los bilingües aprendieron a ligar extranjeras
y es en los mares turístico del país
donde palman en el intento.


Definitivamente crecimos:
los que son padres de familia empiezan a buscar a Dios,
los que no, creen firmemente en Rasputín
pero en una tonalidad más punk.


En la última reunión
levantábamos el vaso desechable
y procuramos sonreír en la foto
para no pensar.


Ricardo Marín. (Costa Rica, 1977) Fue incluido en la antología Lunadas Poeticas volumen II de la editorial Andrómeda. Ha sido invitado a las lecturas Miércoles de Poesía en San José, al II Encuentro de Escritores Centroamericanos 2007, al FIA 2008, Festival internacional de Poesía Costa Rica 2008, Festival de poesía en la montaña 2008 en Republica Dominicana. En octubre del 2008, su trabajo Amanda y otros poemas, obtuvo el segundo lugar en el Certamen literario Brunca de la Universidad Nacional de Costa Rica. Ha publicado el libro "Para no pensar", editorial arboleda 2008. Una selección de sus poemas fue publicada anteriormente en esta revista.