30/8/16

"Trece modos de contemplar un mirlo" por Wallace Stevens






Trece modos de contemplar un mirlo 

1
En medio de veinte nevados  
la única cosa que se movía
era el ojo del mirlo.
    
2
Yo era de tres pensamientos,  
como un árbol
en el que se posan tres mirlos. 

El mirlo giraba en el viento otoñal.
Tenía un pequeño papel en la pantomima. 

4
Un hombre y una mujer
son uno.
Un hombre y una mujer y un mirlo
son uno. 

5
No sé si prefiero  
la belleza de las entonaciones
o la belleza de las insinuaciones,
el silbido del mirlo
o lo que viene después.  

6
Los carámbanos llenaban
el ventanal de cristal salvaje.
La sombra del mirlo
lo cruzaba, una y otra vez.
El capricho
trazaba en la sombra
una causa indescifrable.

7
Oh hombrecillos de Haddam,
¿por qué sueñan con pájaros de oro?
¿acaso no se percatan 
de que el mirlo camina
entre los pies de sus damas?

8
Conozco los acentos nobles
y los ritmos coherentes e ineludibles;
pero también sé
que el mirlo está envuelto  
en este asunto.

9
Cuando el mirlo se perdió de vista, 
trazó el límite
de un sinnúmero de círculos. 

10
Ante la visión de los mirlos
sobrevolando la luz verde,
hasta las putas de la eufonía
llorarían con aspereza. 

11
Él viajó en un vagón panorámico
hacia Connecticut.  
De pronto, un temor le sobrevino
de que hubiese confundido
la sombra de su equipaje
por unos mirlos.  

12
El río se mueve.
El mirlo debe estar volando.  

13
Fue oscura toda esa tarde.
Estuvo nevando
e iba a seguir nevando.
El mirlo se sentó
en la rama del cedro. 

(Traducción Frank Báez)