11/8/17

Poemas de Sony Q. Ton Aime





El Circulo

El pigmeo que saltó por primera vez al río Congo
Podría enseñarle a De Soto algo sobre el Mississippi.
Es la mismo agua que fluye en nuestros corazones y nuestras venas
Del río Jordán hasta el altar del último sacerdote chileno

La embarazada que rompe fuente no realiza menor
Hazaña que la de Moisés ante el mar rojo.
Los hombres que fueron a la luna trajeron su lodo con ellos,
También lo hace la mujer que salta, abierta de piernas, en el volcán.

Antes de que el Mesías conociera a Juan el Bautista,
Nuestros antepasados adoraban el sol, las rocas y los árboles
Hasta que un lluvioso día de octubre, el río masacre corrió con Sangre y carne, llevando en su lecho sus falsos dioses y su         esperanza.

Cuando era niño, mi mamá me dijo que el futuro 
Era una serpiente que se traga la cola. En cambio, 
Mi padre decía que era un perro chupando su propio pene, 
Que seguro tendríamos otro Gandhi, otro Einstein, King, Kennedy, y sin duda otro Adolf.
La vida continuará con sus elementos, cerrando su círculo.


Perejil

Una palabra mató 25 mil personas,
el tres de octubre de 1937.
Dos amantes son atrapados en el acto;
las bayonetas la atraviesan
él se corre entre sangre y miedo.

Los cuerpos flotan en el río como hojas marchitas,
otoñales los perfectos contrastes.
Los bebés lanzados a las aguas ríen un momento
antes de encontrar la punta de una lanza.

En San Juan, los peces lloran sangre,
nadan entre cuerpos.
Los sapos saltan a la orilla
no aguantan los ojos de los muertos.

Limpien la frontera, dijo Trujillo.
Pintadla de rojo, cantó el pueblo.
La sangre de los haitianos empapó el fertilizante
de la caña plantada esa mañana.

Bajo la mirada cómplice de FDR,
Trujillo y Stenio acordaron un precio.
21 dólares por persona. Trato hecho.

De Dajabón a Moca, no hay un negro en pie.
Los que quedaron, fueron arrojados al mar.
El número exacto, nunca lo sabremos-
esos no eran parte del trato.
Eran sólo dinero perdido.


Añadan mi nombre al muro
Un autorretrato

quiero tener dreadlocks
ser poeta, moverme con gracia

dentro en una yola
flotando a la deriva en alta mar

medias rojas bajo jeans amarillos
flaco y sin flow

vadeando las crestas y mis pensamientos
contradigo al antónimo del enigma

soy una isla tocando a las puertas del mar
nadie abrirá hasta no estar totalmente aprobado
y rechazado

pero no debería, yo soy uno de los buenos
viviendo con el color equivocado, erguido

sin embargo, mis esfuerzos quedarán sepultados
por los actos de unos pocos.


Cuando no existan los árboles

¿Quién nos enseñará a creer
que tenemos piel bajo el plástico de nuestros cuerpos?
Y mucho menos saber lo que se trae el cielo
cuando nos invita a bailar.

Quiero saber lo que nuestros padres ignoraban
Para ser tan sabios, tan deliberados en
Dejarnos decidir qué queremos transmitir a nuestros hijos.
Quiero escuchar sus excusas por el agua, enojado y
Sin trabas, realizar nuestros sueños.

Seremos sirenas bajo el agua,
llevando nuestras mascarillas como nobles insignias.
Detenidos en cada estación de recarga,
encenderemos nuestros cigarrillos en la hornilla a nuestras espaldas.
Sentados soñando con los días felices, con el césped.
Nuestras noches corrompidas por el Sol fornicando con la Luna.

Abrazaré tu holograma en medio del caos,
la radio detendrá su llanto,
¿Me traerá tu recuerdo aquella canción que decíamos nuestra?
Su lenguaje ajeno a la mayoría de los humanos,
Exiliado en alguna parte de mi hipotálamo.
Extraña palabra. ¿No gritarías?


Sony Q. Ton Aime  (Ouanaminthe, Haití, 1991)  Actualmente vive en los Estados Unidos donde realiza estudios de posgrado en la Universidad de Kent y forma parte del equipo de Wick Poetry.