16/6/11

Pablo López Carballo (Presencias reales: la poesía española actual)



Revista Ping Pong ¿Cuál fue tu primer contacto con la publicación: recitales, revistas, premios…?
Pablo López Carballo - He asistido a recitales desde que llegué a la Universidad, antes era imposible viviendo en un pueblo pequeño, pero hasta hace un par de años no había participado en ninguno. Siempre me ha alegrado poder desplazarme a otras ciudades para escuchar a poetas que me gustaban y a otros por descubrir. Con revistas de creación empecé a colaborar después de publicar mi primer libro, Sobre unas ruinas encontradas. Previamente realicé algunas reseñas en secciones críticas de revistas. Los dos cuadernos y el libro que he publicado hasta el momento han salido a la calle gracias a los premios.






Revista Ping Pong ¿Cuál es la imagen que piensas que se proyecta de la actual poesía en Hispanoamérica? ¿Consideras que se atiene a la realidad de la actual creación?
Pablo López Carballo -  Mi opinión está condicionada por un desconocimiento casi total. Por lo que se ve y lo que se oye, parece que no llega más que aquello que hace ruido. Echando un vistazo a los festivales y encuentros de poesía que se celebran en América latina se aprecia cómo dejan de lado grandes propuestas, en favor de personajes mediáticos que, a veces, solo a veces, tienen algo que ofrecer. Por ejemplo, viendo la nómina de autores de Castilla y León —que era la comunidad invitada este año en la Feria de Guadalajara— da una muestra de la pobre imagen que transmitimos. Por citar solo un par, no estaban ni Miguel Casado ni Ildefonso Rodríguez y de los presentes, salvando lo obvio y necesario, había más periodistas que escriben versos que poetas.
Otro de los problemas actuales por los que se está viendo afectada la poesía es la necesidad de espectáculo. Cualquier propuesta que esté acompañada de algún tipo de orquestación multiplica su difusión, tanto en España como fuera de sus fronteras. Se lleva a un segundo plano el lenguaje y se especula con la música, la performance, etc. desde el más absoluto desconocimiento. 

Revista Ping Pong ¿En estos momentos conoces o tienes referencias de la poesía dominicana y/o caribeña?
Pablo López Carballo -  Desconozco por completo lo que se está haciendo ahora. Sigo a autores como Lorenzo García Vega, Reina María Rodríguez o José Kozer, pero no tengo muchas noticias de los creadores más jóvenes. Recientemente han publicado en España una antología de poetas cubanos nacidos entre los años 70´s y 80´, preparada por Fruela Fernández y Juan Antonio Bernier, que espera en la mesita de noche a ser leída. No conozco a ningún poeta dominicano. 

Revista Ping Pong ¿Consideras que hay algún blog interesante y con repercusión y/o trascendencia en el tejido poético español?
Pablo López Carballo -  Según mi opinión, casi todos responden a intereses concretos y/o muy parciales. O bien son sectarios, o bien aglutinan propuestas sin criterio. Aún así, hay algunos que merecen la pena. De entre los personales destacaría estos:
Jordi Doce:  http://jordidoce.blogspot.com/
Alberto Santamaría:  http://albertosantamaria.blogspot.com/
Vicente Luis Mora:  http://vicenteluismora.blogspot.com/
Otro proyectos interesantes disponibles en la red son la revista 7de7 o las desaparecidas Oniria y Afterpost

Revista Ping Pong ¿Qué relación mantienes con la poesía latinoamericana?
Pablo López Carballo -  Muy cercana. Hay autores que considero fundamentales en mi formación inicial, como Carlos Martínez Rivas, Eduardo Milán, Roberto Juarroz o Rafael Cadenas. A muchos otros los leo con fervor, como por ejemplo, Girondo, Vallejo, Alberto Hidalgo, Villaurrutia, Moro, Owen, Lezama, Westphalen, Parra, Rojas, Girri, Sáenz, Zelarayán, Eielson, Viel Temperley, Deniz, Teiller,  Quessep, O. Lamborghini, Bellessi, Cisneros, Gonzalo Millán, Carrera, Perlongher, Huerta, Zurita, José Luis Rivas, Coral Bracho,  Alberto Blanco, Tedy López Mills, Roger Santiváñez, Reynaldo Jiménez, Andrés Fisher, Fabián Casas, Luis Felipe Fabré, Hernán Bravo Varela o Hernández Montecinos. Diferentes tendencias, latitudes y edades. Tal vez sea un error proceder de esta manera, habría que separar territorios, etapas, etc. 

Revista Ping Pong ¿Y con la poesía europea?
Pablo López Carballo - La poesía europea a la que más cercano me siento es la italiana. La arbitrariedad de algunos intereses personales me ha llevado a profundizar más en ésta que en otras tradiciones, especialmente, en autores que van desde Dante, Petrarca, Leopardi, pasando por Pascoli, Gozzano, Sbarbaro, Rebora, Jahier, Campana, Saba, Sinisgalli, Ungaretti, Montale, Gatto, Betocchi, Sereni, Roversi, Rosseli, Cattafi, Balestrini, Sanguineti, Zanzotto, A. Porta, hasta los más jóvenes como Antonella Anedda, Valerio Magrelli,  Jacopo Ricciardi, Elisa Biagini o Italo Testa.
Mi visión del resto de Europa es bastante parcial, con grandes lagunas y profundizando, solo, en grandes autores y algunas excepciones. Como decía antes, no creo que sea muy acertado hablar de poesía latinoamericana, del mismo modo que tampoco lo es hablar de poesía europea. Nada tienen que ver, salvo que son autores imprescindibles, Celan con Al Berto, Ponge o Blake.

Revista Ping Pong ¿Cuál es tu sensación al encontrarte entre esas dos tradiciones?
Pablo López Carballo -  Para mí, cambiar de autor es cambiar de lengua. Si a esto añadimos poetas de países diferentes y de idiomas diversos el resultado me parece formidable. El panorama es más complejo y con más peligros pero, a la vez, se convierte en un terreno de cultivo extraordinario a confrontar.

Revista Ping Pong ¿Qué relación crees que mantienes con las demás poéticas del estado español?
Pablo López Carballo - No sé si será una responsabilidad genética o la inercia, pero siento la necesidad de intentar leer todo lo que se ha hecho y se está haciendo en mi país (me gustaría decir mi lengua pero sería no ya imposible, sino utópico). En la lectura van surgiendo afinidades, autores a los que vuelves. Otras veces hay poéticas que te atraen mucho un tiempo y al poco ya no te interesan nada. Cada año podríamos hacer una lista diferente. 
En general, se ha extendido el tópico de que ahora los autores españoles desarrollan su imaginario poético alejados de su país, pero esto solo es cierto en parte. Como es lógico, cada uno tiene sus lecturas, aquellas que le ayudan a trazar un camino, pero hay otros factores que afectan en esta conformación. Nadie puede escapar de sí mismo, ni de su propia tradición. Para empezar, cuando leemos autores extranjeros lo hacemos desde un punto de vista marcado por nuestra educación y contexto cultural. No podemos darnos de baja de nosotros mismos y convertirnos en ingleses, checos o paraguayos (no apelo a identidades nacionales, podría sustituir esos nombres por los de regiones o plazas). Entonces, en esta maniobra de lectura no estamos tan alejados de nuestros predecesores. Otro de los factores es que muchas veces leemos traducciones o hacemos traducciones a nuestra lengua y nuevamente llegamos a la lectura plenamente condicionados. Tras esta desmitificación del ciudadano universal, marcada por el sistema de mercado, podríamos empezar a hablar en serio. Desde luego que es enriquecedor leer autores de todo el mundo y de todas las lenguas, pero sin perder de vista el lugar desde el que se hace. Rechazar, como se está haciendo ahora, la relación con las poéticas del estado español, me parece bastante pueril. 
Por seguir con la línea de los referentes anteriores, intentaré sobrevolar y ofrecer mi punto de vista. Autores con los que mantengo o he mantenido una relación, que ha trascendido (o no) serían: San Juan de la Cruz, Fray Luis de León, Fernando de Herrera, Góngora, Fernando de Rojas, Luis Vélez de Guevara, Antonio y Manuel Machado, Juan Ramón Jiménez o Valle-Inclán. Ya en el siglo XX se multiplica exponencialmente, pero continuaré con la misma arbitrariedad y capacidad de olvido: Guillén, Lorca, Emilo Prados, Gómez de la Serna, Luis Felipe Vivanco, Juan Gil-Albert, Francisco Pino, Aníbal Núñez, Diego Jesús Jiménez, José-Miguel Ullán, Antonio Martínez Sarrión. De entre los más jóvenes, los poetas que me interesan son Olvido García Valdés, Miguel Suárez, Miguel Casado, Carlos Piera, Antonio Méndez Rubio, Julia Piera, Álvaro García, Jesús Aguado, Ada Salas, Lorenzo Oliván, Jordi Doce, Marcos Canteli, Alberto Santamaría, Mariano Peyrou, Carlos Pardo, Abraham Gragera, Julieta Valero, Ana Gorría, Juan Andrés García Román y, pensando en los que nacieron en los mismos años que yo, con una voz todavía en fase inicial, destacaría a David Leo García, Fruela Fernández, Javier Vicedo Alós, Diego Llorente o Luna Miguel.

Revista Ping Pong ¿Cuáles opinas que son los referentes literarios a los que miras en tu poética?
Pablo López Carballo -  Todos los nombres que he dicho hasta ahora influyen, de alguna u otra manera, en mi poética, así como otros que hasta ahora no he mencionado como Wallace Stevens, William Carlos Williams, Charles Wright, Rilke, Mallarmé, René Char, Joao Cabral de Melo Neto, Haroldo de Campos y muchos más.
Si tuviera que simplificar, en el momento actual me quedaría con cinco: José-Miguel Ullán, Aníbal Núñez, Ezra Pound, Edoardo Sanguineti y Andrea Zanzotto.

Revista Ping Pong ¿Qué papel piensas que juegan los creadores latinoamericanos residentes en España en la constitución del actual tejido poético?
Pablo López Carballo -  Conozco a muy pocos, pero podría decirse que favorecen el intercambio de lecturas y el diálogo. Recuerdo ahora dos nombres, Juan Soros, que está haciendo una excelente labor al frente de la Colección Transatlántica y Julio Espinosa Guerra quien realiza una tarea de difusión digna de alabanza a ambos lados del Atlántico. 

Revista Ping Pong ¿Qué consejo le darías al lector dominicano para acceder a buena poesía española?
Pablo López Carballo -  Que no se fíe. Hay un hecho significativo que afecta al lector, sobre todo cuando empieza, que se aprecia desde hace 15-20 años hasta nuestros días: el papel de la crítica. Antes, la crítica tenía importancia dentro de la esfera literaria, actualmente no. El estado ideal es que todo poeta, o todo lector de poesía, tenga su propio criterio y que sea capaz de contrastarlo con otros. Esto se ha convertido en algo absolutamente irrealizable, puesto que se rechaza cualquier intento de objetividad (inalcanzable, pero necesaria). Hasta hace no mucho tiempo, se respetaban los criterios, se podían enfrentar y sacar de ellos algo productivo, ahora se arrumba cualquier postura para descalificarla. La lógica dice que alguien que dedica más tiempo que el resto a algo, tal vez sepa más que el resto, por el contrario, en la actualidad se tilda de simple opinión cualquier estudio crítico y se prefiere la bandera de la variedad. Estamos entrando en el peligroso terreno del “mejor cuanto más”, aunque éste responde más a un factor de desconocimiento que a otras cuestiones. Proliferan los discursos vacíos, el mismo mecanismo que avanza en el periodismo, la política o la educación. En lugar de hacer llegar a la gente la buena poesía, se ha optado por rebajarla al mínimo sin importar para nada el lenguaje, que, en definitiva, es su material imprescindible. La lejanía es cada vez mayor pese a que contamos con herramientas como internet que, a priori, supondrían un mayor acercamiento, aunque, en realidad, generan más confusión. Como digo, cualquier manifestación que destaque algunos factores y rechace otros es considerada como nociva y se relega a lo periférico. En mi opinión, esto es un problema y, por ello, es necesario que los discursos críticos hagan frente al “ven, tú también puedes”, o “todo suma”, que se asemeja más a un concurso de TV que a la literatura. Al final se crean productos de mercado fácilmente sustituibles por otros productos de similares características y alguna variante superficial con la que certificar el concepto de novedad. La poesía no puede rebajarse a esta situación, sin perder la más valiosa propiedades: ser una herramienta de cuestionamiento constante de la realidad. 
Lo que le diría a un lector que se acerca por primera vez a la poesía española es que no se deje arrastrar por el empuje y la supuesta inocencia, que lea y decida, que valore en función de criterios literarios y no por la facilidad de acceso que muestran muchos textos. Cada vez dedicamos menos tiempo a cualquier actividad y queremos saltar de una cosa a otra sin que nos planteen problemas u obstáculos, pero la poesía debería romper con estos mecanismos constrictores.

Poemas de Pablo López Carballo 

Mirarse de nuevo  crear
hacia el exterior desconocerse
en aparente principio
continuar abandonarlo  salir
volver a entrar recibir al viento
cambiar de piel y de ojos
otro color otra espesura
el rastro: así nacen los desiertos.

MÁS ALLÁ DE LO QUE NOSOTROS CONTEMPLAMOS
Apoyada en el quicio del espejo
la bañera es un hangar.
Deshacer la espera es derrotarse.
Deja correr el agua no me preguntes
el porqué del tacto dime por qué
temo ser infiel al futuro. Dime la solución.
Oquedad del mar, hogar de tinta blanda
en la planchada.
A través del vaso diez años de luz
en las muñecas. El océano 
son atabes. Asómate a mis uñas
precipicio.
El descuido en grados de abertura
el ritmo y tus labios se caminan.

SALTAR DESPUÉS DEL AIRE
Lo llamo mar por nombrarlo inabarcable
el aire sin pulmón no es aire
es corteza que se rompe
en la pantalla, hilo y plástico
como en fractura.
Lo nombro sin esperar que nos salve
la luz a ti y a mi, las palabras y los huesos.
Desesperar es imposible demasiado espacio
bajo el agua. Quité el tapón nada cambia
cierras el grifo y gotea.


Pablo López Carballo (Cacabelos- León, 1983). Ha publicado el libro Sobre unas ruinas encontradas (La Garúa, 2010) y los cuadernos Viandante (2004, Sevilla) y Cámara de mano (2009, jcyl). Ha recibido varios premios, entre los que destacan el Letras jóvenes Castilla y león 2008 y el IV Premio Internacional La Garúa. Ha colaborado con relatos, poemas, reseñas y traducciones en las revistas Quimera, 7de7, Deriva, Letras libres, The Barcelona Review, Nayagua y La hamaca de lona, entre otras. Entre el 2007 y el 2010 codirigió el Espacio de Crítica Afterpost. Es licenciado en Filología Hispánica y en Teoría de la literatura y literatura comparada. En la actualidad realiza su investigación doctoral en la Universidad de Salamanca.