por Frank Báez
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Hace unos meses revisando entre los estantes de la tienda de Casa de Teatro, me topé con el libro: Fukú de Evgueni Evtushenko editado por la Fundación Cultural Dominicana. Anteriormente, me lo había topado en algunas de las librerías de la ciudad sin mostrar el más mínimo interés. Esta vez, sin embargo, decidí llevármelo. Con el libro debajo del brazo me dirigí a la caja. El dependiente le dio un vistazo al libro, lo desempolvó y me explicó que ese volumen tenía largos años en los estantes y que me lo iba a obsequiar.
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Desde entonces, he estado leyéndolo. Fukú se publicó a finales del 1985 en Rusia durante el mandato de Mijail Gorbachov. La edición criolla de este libro estuvo a cargo de Bernardo Vega. En el prólogo del libro éste escribe: “Cuando hace pocos meses, salió publicada la versión inglesa de Fukú, pensé que era necesario que los dominicanos conocieran, en español, este poema que tanto les atañe. ¿Cuándo antes, excepción hecha del caso de Rubén Darío y Pablo Neruda, un poeta universal había dedicado estrofas a nuestro país? Nuestras investigaciones evidenciaron que no había sido traducido al castellano, por lo que pedimos al conocido intelectual dominicano Manuel García Cartagena la traducción de la versión inglesa. Lo ideal hubiera sido una traducción directa del ruso, pero no localizamos quién pudiera, en nuestro país, hacer este trabajo en forma adecuada.”
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Se escribe Evtushenko ó Yevtushenko. En lo adelante, voy a utilizar Yevtushenko que es la manera más común de referirse al poeta ruso.
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Patti Smith escribió que Mayakovki fue el primer Rock Star. Podemos pensar en Evgueni Yevtushenko como la continuación de esa tradición de los Rock Stars. Como uno de esos poetas espectaculares que piensan que pueden cambiar el mundo con sus poemas. Esa especie de poetas que están acostumbrados a leer en estadios abarrotados de personas y de que hordas de jevitas los persigan en las calles.
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Yevtushenko mide más de dos metros, viste de manera excéntrica y grita a todo pulmón sus poemas. Es poeta, novelista, fotógrafo,
cineasta, actor, crítico de arte, profesor universitario y político. Según dicen algunos, es un fenómeno social más que un fenómeno literario. Otros, como Brodsky y Frank O' Hara, decían que era un fraude.
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Fukú está inspirado en los viajes de Evgueni Yevtushenko por el continente americano, por ciertos países europeos y por la extinta Unión Soviética, viajes que se pueden comparar a los de una banda de rock con la ligera diferencia de que el público de Evgueni Yevtushenko, durante los años ochenta comenzó a mermar, al punto de que pudiéramos pensar en él como en una banda de Rock, que pasa de tocar en grandes estadios a pequeños teatros y bares.
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Hace unos meses, Evgueni Yevtushenko asistió a un homenaje a Roque Dalton en El Salvador. Leyó cuatro poemas ante un reducido público compuesto en su mayoría por poetas.
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Durante el mandato del presidente Khrushchev, Evgueni Yevtushenko recitaba en estadios con capacidad para 100,000 espectadores. Para el año que viene, se va a celebrar en un estadio ruso de esas magnitudes, los setenta y cinco años de Evgueni Yevtushenko.
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Pensemos en Fukú como un libro escrito en los camerinos, en los aviones y en los autobuses. De todos los países que Evtushenko visita, hay uno que atrae su atención: la República Dominicana. Desde el principio al final del poema, las referencias a la República Dominicana se vuelven reiterativas. Tan sólo hay que pensar en las menciones a Cristóbal Colón, así como la palabra que acuñó en la República Dominicana y que le da titulo al libro: fukú.
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En la página 36 del libro en cuestión, en un artículo titulado Fukú: del negro, Carlos Esteban Deive escribe: "Fukú se relaciona en su forma y significado con el término fufú: “hechizo, brujería".
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La palabra Fukú o Fucú no ha sido registrada en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Para los gringos Fukú es Slum. Para los argentinos Fukú es Mufa.
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Si no recuerdo mal, entre los nombres que Junot Díaz había pensado para su novela, The Brief Wondrous life of Oscar Wao, se hallaba el de "fukú".
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Además del citado prólogo de Bernardo Vega y el citado texto de Carlos Esteban Deive sobre la etimología de la palabra Fukú, el libro contiene un artículo de Manuel Rueda sobre la visita de Yevtushenko a la República Dominicana en 1984.
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En este artículo Manuel Rueda escribe: "En estos días nos visita, invitado por la Universidad Autónoma de Santo Domingo y por la Sociedad de Escritores, el poeta ruso Evgueni Evtushenko. Le precede una bien ganada fama de poeta irascible, inconformista y un tanto espectacular".
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Una de mis citas favoritas de Yevtushenko, recogida en los periódicos de la época, es la siguiente: "He podido observar que aquí son inexactos en las citas preestablecidas de continuar con esta práctica, el pueblo dominicano llegará a su futuro demasiado tarde".
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En Fukú, Yevtushenko escribe de República Dominicana. Escribe del excesivo registro a que fue sometido por la policía en la aduana del Aeropuerto de Punta Caucedo, de sus paseos por los barrios marginales de Santo Domingo fotografiando todo con su Nikon y de la filmación de una película acerca de Cristóbal Colón en Portillo.
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Pensemos en Fukú como la versión rusa del Canto General de Pablo Neruda. Pensemos en Yevtushenko como en un hijo hiperactivo de Walt Whitman.
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Vamos al libro. Yevtushenko escribe en la página 32:
Los niños del arrabal nacen con este trozo de sabiduría;
tienes que ser flexible,
como una liana.
Los niños de Santo Domingo
dividieron su ciudad
en esferas de influencia:
éste tiene el Carlton,
aquel tiene el Hilton.
¿Qué puedes hacer?
Tienes que ser listo.
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Escribe sobre los huesos de Cristóbal Colón:
Vosotros, célebres huesos,
dejad de golpear a la puerta
del pobre hombre que se durmió con un suspiro,
sí, con vanagloria,
graznarais a quién pertenecisteis,
la respuesta del pobre será: “!Fukú!”
Somos aquellos isleños
más cristianos
que todos los que asesinaron en el nombre de Cristo.
No podéis desprender el daño de nuestros genes.
¡Fukú sobre los huesos de aquel anticristo
que llegó hasta nosotros con una cruz falseada
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Viaja a Sevilla, despotrica contra Franco y escribe sobre la polémica que existe sobre el lugar donde se hallan los restos de Cristóbal Colón:
Sin su plumaje,
abatida y sola,
la calavera intentaba gritar: “yo soy Colón”
mas el viento gemía
“¡Fukú!”
“¡Fukú!”
y al asqueroso hueco retornaba
el descubridor de la falsa India.
De isla en isla navegaron los huesos,
como huéspedes inesperados.
Se dicen que están en Santo Domingo,
eso, ciertamente, es muy dudoso.
¿Quizás en la bóveda que huele a ruina
sólo hay vacío
y polvo de Trujillo?
Se dice que aquellos huesos están en Sevilla.
Los turistas lo topetean con sus bastones.
Y una vez,
con inusitada agilidad,
el esqueleto arrebató un bastón,
aparentemente, la punta era de oro,
como los anillos de las hijas de los caciques.
Se dice
que aquellos huesos están en la Habana,
como si, vivos,
de rabia temblorosos,
estremecidos y chasqueantes, desesperados quisieran
descubrir y conquistar a otros.
Si el almirante tiene tres bóvedas,
¿significa que había tres esqueletos?
¿O fue que la sed de fama,
la sed de poder
separó sus huesos en tres partes?
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Yevtushenko describe sus encuentros con el Che Guevara, con Pablo Neruda y con David Alfaro Siqueiros. En 1972, en St. Paul, Minnesota, escribe:
"leí mi poesía a una audiencia de estudiantes americanos
en un estadio cerrado,
parado en medio de un ring
al cual se le habían quitado los postes y las cuerdas".
Escribe sobre la cortina de Hierro, sobre Hitler, sobre la dictadura en Argentina, sobre Mussolini, sobre Stalin, sobre Pinochet, sobre Somoza. Escribe sobre uno de sus paseos en los barrios marginales de Santo Domingo:
"Y así llegué a las calles de Santo Domingo
con el año ‘41 apretado contra mi pecho,
mientras una ventisca siberiana
como un aliento de bruja me perseguía y me rebasaba".
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Yevtushenko vive la mitad del año en los Estados Unidos y la otra mitad en Rusia. Desde hace años, trabaja en una ambiciosa antología de la poesía rusa de todos los tiempos y en una serie de proyectos cinematográficos.
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Al final de Fukú, Yevtushenko deja un mensaje a las generaciones futuras, un mensaje de esos que envían los satélites de la NASA a planetas lejanos donde se especula que puede haber vida inteligente.
"Casi al final:
Soy
de la misma edad en todas las edades
Soy
el campesino de todos los campos ,
aún los de lejanas galaxias.
Como un indio con los mohosos grilletes de Colón,
antes de mi muerte gritaré con estrépito:
“!Fuku!”
ante aquellos tiranos falsamente inmortales.
Casi al final:
un poeta, hoy,
como una moneda de Pedro el Grande,
se ha vuelto algo verdaderamente raro.
Incluso asusta a sus vecinos sobre el planeta.
Pero encontraré entendimiento entre mis sucesores
de un modo o de otro.
Casi cándido.
Casi muerto.
Casi al final".
Frank Báez. Editor de Ping Pong