3/6/11

José Fernández de la Sota (Presencias reales: la poesía española actual)





Revista Ping Pong.- ¿Cuál fue tu primer contacto con la publicación: recitales, revistas, premios…?




Mi primer contacto con la publicación fue a través de revistas literarias. Así publiqué mis primeros poemas a finales de los años 70 del pasado siglo.

Creo que la proyección de la poesía española en Iberoamérica está limitada a un número reducido y repetido de autores (estimables, pero escasos), cuyos libros se editan en dos o tres editoriales, más allá de las cuales es difícil traspasar fronteras.

Revista Ping Pong.-¿Cuál es la imagen que piensas que se proyecta de la actual poesía en Hispanoamérica? ¿Consideras que se atiene a la realidad de la actual creación?
Precisamente en 1995, en la revista de poesía ZURGAI, a cuyo concejo de redacción pertenezco desde 1989, dedicamos un número a la joven poesía dominicana (Alexis Gómez Rosa hizo la selección). Allí pudimos descubrir nuevas e interesantes voces que, desgraciadamente, no han tenido en España el eco que merecían.

Revista Ping Pong.-¿Cuál es la imagen que piensas que se proyecta de la actual poesía en Hispanoamérica? ¿Consideras que se atiene a la realidad de la actual creación?
Nuestra relación con la poesía iberoamericana es similar a la de la poesía iberoamericana con nosotros. Pocos y repetidos nombres. Excelentes poetas, pero escasos, insuficientes siempre, sobre todo si tenemos en cuenta que compartimos una misma lengua.

Revista Ping Pong.-¿Y con la poesía europea?
Casi siempre, cuando un poeta europeo es traducido a otras lenguas ha debido convertirse antes en un autor canónico en su país, prácticamente un clásico. La poesía europea, por lo tanto, llega bastante tarde. Luego su recepción depende de las traducciones, los premios, las editoriales…
Creo que las distintas tradiciones que confluyen en la poesía escrita en español la enriquecen, aunque la influencia de la poesía iberoamericana en la española no es la misma que en el pasado (Rubén, Vallejo, Neruda…)

Revista Ping Pong.-¿Qué relación crees que mantienes con las demás poéticas del estado español?
 Mi relación personal con las poéticas desarroladas en mi país ha sido de atención y distanciamiento. He preferido ser una especie de náufrago generacional…

Revista Ping Pong.-¿Cuáles opinas que son los referentes literarios a los que miras en tu poética?
Mis referentes tienen siempre nombres y apellidos. Las corrientes me importan poco. Disfruto y me alimento de poetas tan distintos como Blas de Otero, José Ángel Valente, Claudio Rodríguez, Antonio Gamoneda, Francisco Pino, Carlos Edmundo de Ory, José Corredor Matheos o José Manuel Caballero Bonald.

Revista Ping Pong .-¿Qué papel piensas que juegan los creadores  latinoamericanos residentes en España en la constitución del actual tejido poético?
Los poetas contemporáneos (y aquí incluyo a los latinoamericanos residentes en España) no suelen influirse, al menos de forma explícita.

Revista Ping Pong.-¿Qué consejo le darías al lector dominicano para acceder a buena poesía española?
Supongo que acercarse a las revistas poéticas (de papel o electrónicas), seguir la pista de los blogs de los poetas que nos gustan y dejarse llevar por los vasos comunicantes que propicia la red. Uno puede (y debe) convertirse en antólogo.


Tres poemas de 




José Fernández de la Sota


















Consejos contra el viento

A Ramiro Pinilla

Mejor no hablar. Hace viento.
El viento no tiene nada que perder.
Pero el viento desnudo, el exiliado
aire perdido, pobre de solemnidad,
el aire que no tiene dónde caerse vivo,
el aire de repente, te lo digo,
es capaz de arrancarte la voz.
De pronto el viento puede desnudarte.
Tenazmente levanta los tejados,
arrasa las cosechas. Borra tu rastro.
Airadamente el viento se levanta,
no pide la palabra,
se lleva las palabras y las cosas, los coches,
las promesas, los trenes.
De modo que conviene prepararse, créeme:
desprenderse no puede ser tan malo.
Vaciar la despensa. Tenerse nada más.
Apropiarse. Expropiarse.
Hacerse aire. Airearse. Regalarse.
Guardar lo más valioso a la intemperie.
Mejor tener sólo cosas que nadie pueda quitarte.


Y cómo siendo tan delgado pudo


Y cómo Pedro Casariego pudo –me digo una vez más- flaquear viviendo encima de un tejado blanco y debajo de un cielo completamente azul. Desayunando un zumo de naranja. Fumando un cigarrillo. Echando humo. Amando. Durmiendo cerca de la felicidad. Cómo el hombre delgado flaqueó si es que fue flaquear lo que hizo. Si es que el tejado blanco no era blanco. Si es que el azul del cielo era pintado. Si es que el zumo de naranja era ácido y sólo el cigarrillo no le estaba matando lentamente.




Valemos menos que nuestras palabras


Vulnerables, fungibles, sumergibles y frágiles. Lo somos. Mercancía abundante y delicada. No importa. Porque todo da igual, damos igual,


nos dan, nos toman, nos apuntan, nos borran. Nos llevan y nos traen.
Nos arrojan al arroyo o al fuego. Somos muchos. Nos hundimos y no nos ahogamos. Nos queman y no ardemos. Somos muchos. Millones. Demasiados. Valemos menos que nuestras palabras.

José Fernández de la Sota (Bilbao, 1960.) Es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco y Diplomado en Estudios Europeos por la Universidad de Deusto. Columnista y crítico literario, se dio a conocer a finales de los 80, cuando obtuvo el Premio de Poesía del Gobierno Vasco con su libro Te tomo la palabra y resultó finalista del “Pío Baroja” con la novelaInforme Goliat. Con Te tomo la palabra fue, además, finalista del Premio Nacional de la Crítica y con Informe Goliat, finalista del premio Nadal. En 1994 apareció en la editorial Renacimiento su poemario La Gracia del enano y en 1997 publicó en la editorial Hiperión Todos los santos, libro por el que obtendría al año siguiente el premio Euskadi de Literatura. Ha sido incluido en las antologías Poemas para cruzar el desierto, Los nuevos poetas, Un siglo de sonetos en español y Poetas en blanco y negro.  En 2004  se  le concedió el Premio Iberoamericano “Cortes de Cádiz” por el libro de relatos Suerte de perro.