cuerpo
ve
los gestos exhaustos del amor
cuerpo
escancia
el blanco
en
torno a tus versos
crezca
el
vacío en torno a ti
(tus
textos
tus
texturas
tu
textualidad)
date
a callar
a
tu silencio
cuerpo
tú
que tiemblas
tú
que
sabes
Deportada (Variación sobre K)
viste estas calles milena? no hay el dolor de la higiene en
los cuerpos condenados?
escuchaste el eco de mis pasos en las calles empedradas?
no lo desvanece todo la noche?
no somos pocos y estamos solos?
escuchaste las sirenas
(milena, tan blanca)?
viste los trenes? me viste?
no daban mis cuadernos el tono de lo que vendría?
debe el fuego cubrirlo todo
o aún hay algo que podamos salvar?
hay piedad para estos cuerpos?
hay alguna esperanza –pregunto–
también para nosotros?
ni tus labios ni mi nena mi milena dime dónde están
la multitud de los marcados
la noche insomne de la redención que fracasaba
los pasillos con frente de tormenta perdiéndome
de tus brazos para siempre
los besos milena
las cartas
los escritos
no los besos
la sed de los fantasmas
Barcos toda la noche
si
estuvieras lejos y atrapada - como prisionera de las sirenas
-hacia
donde los mares todos embravecen y arrebatan
y
aún permanecieras allí - malherida contra las rocas profanada
por
las olas
por
la luna
y
las mareas
yo
yo
viajaría en navíos toda la noche
desharía
las amarras de cada puerto
para
llegar
para
llegarte
y
si perdiera tus huellas a la orilla del mar de la noche
y
el aire fresco y los extraños y las gaviotas
mintieran
sobre tu paradero
y
estuvieras perdida
como
una niña
en
un país de caracoles
yo
yo
caminaría ciego toda la noche
siguiendo
la estela de tu rastro
para
llegar
para
llegarte
Salem
era
el alba —acaso— la claridad posterior
a
la noche de los colgados, irrupción de luz
sobre
los cadáveres de esas mujeres
que
pendían de los árboles, cuerpos
de
hechiceras al viento aterrando a los niños
en
nombre de la cruz?
era
la claridad perturbada por la imagen
de
los cuerpos profanados
la
brutal exposición de las ajusticiadas expiando
los
pecados de la aldea, las dueñas de pócimas y manzanas
las
brujas, sus escobas?
eran
estas mujeres arrebatadas a sus lechos,
a
sus solterías y excomuniones, a sus pecados,
a
la difamación, a las mentiras de los niños,
los
calderos, los secretos de las hierbas del bosque
el
miedo de los hombres?
qué
magia evitaría el otoño de sus lapidaciones
qué
cabelleras sobrevivirían a los cuentos
qué
pudor podría redimirnos
qué
escobas qué escondrijos de la noche
qué
oscuros acertijos qué lugar
(Estos poemas pertenecen a El
silencio continente,
Buenos Aires, 2008)
Javier
Galarza
(1968,
Buenos Aires) Dirigió la revista Vestite
y andate.
Publicó Pequeña
guía para sobrevivir en las ciudades,
con arte de Gastón Pérsico, El
silencio continente
en el año 2008 y Reversión
en el 2010, en Belo Horizonte. Es profesor de la Fundación
Centro Psicoanalítico Argentino,
donde ha dado cursos de Holderlin y Rilke, entre otros. Coordina
grupos de investigación literaria. Lleva un Blog:
www.morirenlaciudadyvivirenelintento.blogspot.com