Revista
Ping Pong
¿Cuál
fue tu primer contacto con la publicación: recitales, blogs,
revistas, festivales, premios…?
Ramón
A. Lantigua - Los recitales llegaron a mí de improviso, con los
amigos del Liceo Fabio Mota; en esa época imprimíamos folletitos
hechos por nosotros mismos en una maquinita portátil; con ese grupo
compartí muy gratos momentos de creatividad, libre de las ataduras
que supone el oficio formal. Posteriormente en el 1991 (mientras
estudiaba derecho en la UNPHU y asistía al taller literario dirigido
por José Enrique García) hice mi primera publicación en el
suplemento cultural de El Caribe, en un trabajo titulado “Taller
Literario de la UNPHU: El Estreno de los Aprendices”
del entonces comunicador Francisco Ortega Polanco. Luego publiqué
algunos poemas sueltos en la revista Horizontes, auspiciada por la
asociación de estudiantes hispanos del Passaic
County Community College
en Nueva Jersey y desde entonces agradezco la existencia de las redes
sociales y los blogs porque de lo contrario nadie notaría que
escribo.
Revista
Ping Pong
¿Cuál es la imagen que piensas que se proyecta de la actual poesía
Dominicana? ¿Consideras que se atiene a la realidad de la actual
creación?
Ramón
A. Lantigua - De proyectarse yo diría que no se proyecta nada; todo
lo que se conoce de los poetas dominicanos en la actualidad llega a
través del internet, de los blogs y de grupos de amigos; pero eso no
proyecta a nadie más allá de aquellos que compartimos el mismo
interés.
Revista
Ping Pong - ¿Crees que el desinterés dejado por las generaciones anteriores a
la poesía y a su difusión (ausencia de revistas y editoriales) ha
afectado a los poetas más jóvenes? O al contrario, ¿los ha
fortalecido y los ha conducido a explorar nuevas formas de expresión
y difusión?
Ramón
A. Lantigua - De alguna manera ha afectado, aunque no me encuentro
muy seguro de cómo lo ha hecho. A veces pienso que nos ha hecho más
creativos e independientes a la hora de buscar alternativas para
producir y difundir nuestros trabajos; pero al mismo tiempo nos ha
dejado solitarios y definitivamente lejanos de los lectores, sí es
que estos últimos existen, de lo cual no estoy tan seguro tampoco.
Revista
Ping Pong - ¿Puedes identificar los pros y los contras de las agrupaciones, los
movimientos o las mafias en la poesía dominicana?
Ramón
A. Lantigua - Las agrupaciones y movimientos sirven el propósito de
enfocarte, además de que compartir intereses siempre es positivo
para la difusión de los trabajos, el “networking”
es una necesidad, como nos dicen en los cursos para buscar empleos;
sin embargo, en un medio como el nuestro, donde aquellos que tienen
acceso a la educación, se consideran muy superiores a las grandes
mayorías; donde leer es ya un lujo que pocos pueden permitirse y
donde los ciudadanos somos básicamente mal educados (cuando mucho);
entonces las agrupaciones se convierten en sectas al servicio del
culto a determinadas figuras y da la impresión de que existe una
“mafia” imposible de penetrar, que pronto se hace excluyente,
elitista e interesada. Actualmente, las “mafias” en la poesía
dominicana parece un asunto de las novelas de Mario Puzzo, ya que no
nos podemos dar el lujo de decir que tenemos ni siquiera grupitos de
crackeros, mucho menos “mafias.”
Revista
Ping Pong
-
Además de escribir poesía, ¿incursionas en otros géneros
literarios?
Ramón
A. Lantigua - Ni siquiera lo he pensado.
Revista
Ping Pong
- ¿Cuáles consideras que son tus influencias? ¿Cuáles opinas que
son los referentes literarios a los que miras en tu poética?
Ramón
A. Lantigua - Walt Whitman y Poe; Miguel Hernández y casi todos los
del 27; Allen Ginsberg, los poetas griegos contemporáneos (Kavafis,
Kondos, Kassos, etc) y José Enrique García, con quien aprendí a
trabajar poesía sistemáticamente. Aunque no tengo la certeza de que
esa influencia me haya llevado por buen camino, al menos puedo decir
que he disfrutado sus trabajos a través del tiempo.
Revista
Ping Pong
-
¿Qué relación mantienes con los poetas dominicanos que viven en
el país y en el exterior?
Ramón
A. Lantigua - Muy limitada. Con excepción de uno que otro amigo con
quien comparto a través de las redes sociales y el mundo de los
blogs, no hay publicaciones, revistas, ni recitales accesibles para
participar activamente desde donde me ha tocado vivir.
Revista
Ping Pong -
¿Y con la poesía en otras lenguas?
Ramón
A. Lantigua - Fuera
del español sólo puedo leer en inglés. Recurrentemente me
encuentro sobrecogido por la sinceridad de los poetas
norteamericanos.
Revista
Ping Pong - ¿A qué piensas que se debe que la poesía dominicana se
conozca tan poco a nivel internacional?
Ramón
A. Lantigua - Primero la terrible falta de educación de nuestro
pueblo con quien no se puede contar a la hora de consumir tus
creaciones escritas y luego la falta de publicaciones. Cuando uno
dice que es un poeta dominicano fuera de la República Dominicana, la
reacción inicial es la de asombro. A los dominicanos nos conocen
bien por jugar baseball
y bailar bachata.
Revista
Ping Pong
- Además de escribir poemas, ¿te interesa la traducción,
escribir reseñas o críticas, participar en recitales, hacer
perfomances…?
Ramón
A. Lantigua - La
traducción es un monstruo que aún me asusta por las noches y al que
mantengo en mi closet; las reseñas y la crítica las dejo a los
personajes rigurosos; los recitales y performances me resultan
fascinantes y aparte de escribir poesía hago fotografía, la que
curiosamente, siempre va muy cerca de lo que escribo.
Revista
Ping Pong- ¿Qué diferencias estableces entre lo que publicas en el
blog (si tienes blog) y lo que publicas en un libro?
Ramón
A. Lantigua - No
puedo darme el lujo de establecer esa diferencia puesto que nunca he
escrito un libro; aunque los trabajos que publico en mi blog
(http://defotografopoetayloco.wordpress.com) siempre se encuentran en
constante modificación, lo que entiendo no será posible con
cualquier cosa que me decida a pagar de mi bolsillo para ver
publicada.
Revista
Ping Pong
- ¿En qué estás trabajando actualmente?
Ramón
a. Lantigua - Trabajo poesía permanentemente; en estos días ando
inventando con unos textos sobre un personaje que viaja de República
Dominicana a Nueva York, en una especie de continuación de un
trabajo fotográfico que expuse en Santo Domingo en el 2003.
Poemas
de Ramón A. Lantigua
I
Llamé
a mi madre desde que me dieron el celular en el
Kiosco
frente al consulado -¡tengo visa!-
he
dejado el pasaporte que traerán luego los del correo exprés
mientras
ante los ojos desfilan imágenes
de
los guerreros migratorios que lo intentaron antes:
El
tío José, casado con la turista canadiense
a
quien conoció en el bar de un resort en Puerto Plata
y
de la que no tuvo noticias, luego de decirle adiós
en
las puertas del vuelo chárter que le llevaría de vuelta a Ontario.
La
madre de Tito
quien
zarpó siete veces en yola
desafió
siete veces las caprichosas mareas del Canal de la Mona
y
quien casi murió siete veces para llegar a Mayagüez.
La
vecina Rossy
con
su machete comprado en San Francisco de Macorís
y
su paso por la ciudad sin desatar maletas
para
despertar en la gran ciudad.
El
primo de Pablo el del colmado
a
bordo del tren delantero de un avión de Iberia
a
cambio de dos horas en Madrid.
El
seguridad del banco donde trabaja mí madre
escondido
en la casa de una novia brasileña en Carolina
quien
prefirió entregarse a la policía
cuando
no pudo suplir las exigencias carnales de su pareja.
El
Pachá
que
llegó a Nueva York Bailando folclor con la universidad
y
al que luego de dormir a su
roommate
se le vio correr, sin equipaje
en
medio de la noche de Manhattan.
Clarita,
que
aguantó diez años de cuernos
en
espera de una green card que nunca llegaría.
Joaquín,
vendiendo
su casa a un prestamista en Ciudad Nueva
para
pagar el soborno del oficial de seguridad portuaria
que
miró a la izquierda cuando él subía por la derecha
con
el equipaje, en un avión de American.
Al
negro Peter
que
duró dos meses manillando
en
pequeñas ligas, para caer en Guaynabo.
Paulita
que
no llegó a despedir el cuerpo sin vida de su gemela
para
salir con el green card de la difunta
llevando
en su vientre a julita,
que
nació gringa y con nombre propio.
Y
yo, un tal Ramón
recién
graduado de abogado en la UNPHU
desempleado,
deudor, sin armaduras, ni heridas de guerra
tengo
entre manos diez años de visa múltiple
como
boleto al paraíso.
III
No
traigo equipaje
-¡hay
de todo en Nueva York!-
y
en la mochila sobre la espalda
sólo
había espacio para el par de calzoncillos de ir al médico
los
blue jeans que me regalaron en navidad
cinco
fundas de mentas de guardia
y
dos paquetes de pilones dulces
de
esos que dejan la lengua colorada
y
las palabras pegajosas
-el
salami quedó confiscado en aduanas-
Pateado
de un lado a otro
hasta
caer en un vagón del tren A.
Atravesamos
la ciudad por sus entrañas
entre
el chirrido de los tracks
y
el choque de los carros metálicos en movimiento
postes
que vuelan al otro lado de las ventanas
luces
multicolores
como
estrellas subterráneas
otra
vez el chirrido de los tracks del tren
las
paredes tituladas anuncian las paradas
bancos
de parque en rincones oscuros
gente
que se apiña recostada en las esquinas
y
otra vez el chirrido de los tracks que aúllan lastimeros
los
cuerpos se balancean
animados
por quién sabe qué titiritero
vendedores
ambulantes
una
banda de jazz que apura la música
mientras
una niña pálida pasa una gorra de los Yankees
para
recoger el pan en metálico
y
los tracks en el fondo chirreando sus penas.
Me
paro en la puerta
y
sin esfuerzo
la
oleada humana me escupe entre la 184 y Broadway
cuando
aún no he despertado de este viaje
por
el centro del planeta
cargando
mi mochila de mentas y pilones
miro
hacia arriba
para
comprender que desde esta esquina
el
camino que lleva al cielo es un túnel angosto y sombrío.
VI
Esta
mañana
apuramos
el amor en un cuarto de veinticinco dólares
entre
sábanas
que
habían tomado prestadas
todas
las fiebres de esta ciudad
y
al despedirnos
ambos
conocíamos de antemano
que
no volveríamos a vernos.
Yo
caminé rumbo a la estación
de
la 59 y Broadway
y
tú te perdiste con el vapor
que
se escapa de las fauces de la ciudad
sin
dejarme el contacto de BlackBerry.
Ramón
A. Lantigua. (Santo
Domingo, 1970.) Actualmente vive en los Estados Unidos. Ha publicado poemas sueltos en el desaparecido
suplemento cultural del periódico El Caribe, Santo Domingo y en la
revista literaria Horizones, del Passaic County Community College.
Hace fotografía artística y lleva un blog desde el principio del
2011 cuya dirección es: http://defotografopoetayloco.wordpress.com.
Publicará su primer libro en el año en curso.